Uno de los primeros temas que aprenden los niños cristianos en Catequesis es que Jesús no era un solitario: tenía amigos. De hecho, muchos, doce. Eso gusta a los niños, que también disfrutan ir en tropel con muchos amigos. Y enseguida aprenden esa palabra “rara” para llamar a los doce amigos de Jesús: “los apóstoles”.

A los apóstoles están dedicados varios productos divertidos y educativos de la línea Creo en www.creo.tienda . Hay un juego Memory con 24 fichas (dos fichas por apóstol, cada uno con su nombre), un librito para colorear (para pintar a los doce y a Jesús) y un parchís (con 3 apóstoles en cada casilla de salida o color).

El tablero de parchís se dobla bien y no ocupa casi sitio, y es grueso y resistente, cosa importante cuando se trata de niños. Incluye un dado de cada color para cada jugador.

También hay un sencillo puzle de 35 piezas, con los apóstoles pescando, y el detalle de los panes, peces y redes.

Siendo sinceros, admitiremos que muchos católicos devotos no se saben de memoria el nombre de los doce apóstoles, así que el juego Memory puede ayudar también a los adultos que quieran solventar ese hueco memorístico. 

Cualquiera de estos juegos puede ser divertido tanto en familia como en catequesis.


Hay algunos elementos curiosos en los dibujos: por ejemplo, San Pedro aparece sin barba, y canoso, como el de más edad. Y Judas parece tan simpático y bonachón como todos los demás. En la explicación de cada apóstol del librito para colorear detallan de Judas: “Traicionó a Jesús por 30 monedas de plata y luego se ahorcó. Judas venía de Judá. Era judío y el resto de los discípulos eran galileos. Era el tesorero del grupo. Su símbolo apostólico es el lazo corredizo de una horca o una bolsita de dinero con piezas de plata cayéndose de él”.

El folleto detalla un símbolo artístico para cada apóstol, común en la historia del arte, pero no llega a dibujarlo. También explica cómo y dónde murió cada apóstol según la tradición. Se trata de individualizar a cada uno, que cada nombre tenga su historia y dejen de ser un colectivo sin rostro en pos de Jesús.

“Cada uno de ellos tenía, como los hombres de hoy, virtudes y defectos, pero Jesús nunca dejó de quererles como un padre quiere a sus hijos, estableciendo así el principio de la amistad y la fraternidad entre los hombres”, explica el libro de colorear.

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