¿Qué es "lo que funciona" a la hora de evangelizar alejados? Hay varios elementos comunes que comparten métodos usados por millones de personas. Por ejemplo, los Cursos Alpha, el sistema de"Happy Hour" de Sentinelle de Mattino y el método de Células de Evangelización Parroquial, todos combinan: poner un vídeo; debatirlo en grupo pequeño acogedor; derecho a hacer preguntas; que en el vídeo o en algún momento de la exposición haya algún testimonio personal y algún "anuncio kerygmático" (proponer a Jesús como Salvador).

Todo eso sucede, curiosamente, en la caravana de Juan Manuel Cotelo, el director de Infinito Más Uno, conocido por su exitoso filme "La Última Cima", que ahora presenta su serie de reportajes sobre conversos "Te puede pasar a ti".


Para Cotelo, hay un elemento clave en ´Te puede pasar a ti´: "hablamos de fe con lenguaje de la calle, sin temas tabú, para todos los públicos. No buscamos el aplauso, sino provocar: ¡provocar la reflexión!"

Curiosamente, casi a la misma hora que Cotelo insistía en "el lenguaje de la calle", Jesús Colina, director de www.aleteia.org lamentaba desde el congreso "Creo en Internet" el exceso de "lenguaje de homilía" en el Internet católico.

Hablar de forma comprensible y atrayente es una tarea imprescindible porque, afirma Cotelo, "hay universitarios en 5º curso de carrera, y no en Nepal ni en Asia, sino aquí, en Valencia, por ejemplo, en universidades católicas, que te admiten que no saben qué es el cristianismo, ni qué es la confesión ni cosas así; por eso, en el vídeo incluimos explicaciones comprensibles: ´Guía para principiantes: la confesión".


Otro elemento importante es el debate. El primer documental de "Te puede pasar a ti" trata de Juango Callejas, joven metido en pandillas, que finalmente llega a ser sacerdote (su impresionante historia, AQUÍ). ¿Quién mejor para valorarlo que unos chavales de edad y entorno similar? Cotelo pidió a un profesor de un instituto cerca de Valencia que le encontrase unos cuantos jóvenes (7 chicos y chicas de 16 a 19 años) que quisiesen ver un vídeo (sin adelantarles el tema) y luego charlar sobre él, sentados en su caravana.


"Pero luego fueron ellos los que me preguntaron a mí, con preguntas que me comprometían", señala el cineasta. Por ejemplo: "si Dios es bueno, ¿por qué hay mal en el mundo?; "Dios, ¿de dónde sale?", etc... Y todos parecían convencidos de una cosa: lo más difícil de cambiar es el "qué dirán", la opinión de "los otros". Y en segundo lugar, "pedir perdón".

Lo que queda claro es que, cuando se detienen a reflexionar, las preguntas afloran en la mente de las personas. Conseguir que se paren y que se hagn preguntas es el primer paso para evangelizar.

"Abriremos un blog de preguntas, porque la gente, después de ver La Última Cima, ya empezó a escribirnos, a preguntarnos cosas importantes, y no puedes decirles solo ´busque un cura y pregúntele´, tienes que responderle ya, aunque le digas ´déjeme buscar la respuesta y cuando encuentre algo lo comparto con usted´. Y las preguntas son muy serias. Por ejemplo: ´¿cómo perdonar a mi marido, que se fue 5 años con otra mujer y ahora ha vuelto?´"

En otros capítulos, los que entren a la caravana a ver el testimonio y debatirlo serán otro tipo de personas. Si la conversa era una empresaria budista, lo comentan empresarios y budistas. Si es un antiguo prostituto homosexual, Cotelo invita a 10 homosexuales y lesbianas. Si el converso era un terrorista del IRA, suben a la caravana víctimas del terrorismo.

"Internet es la bomba", afirma Cotelo con rotundidad. "Hace 10 años no podías hacer una película sin pasar por el permiso de al menos diez personas: el de la distribución, el de las subvenciones, etc... Hoy no necesitas permiso de nadie, ni cuña de radio, ni campaña de TV: el mejor aliado es el público".

"Si hubiéramos presentado de despacho en despacho el proyecto de La Última Cima buscando apoyos antes de filmarlo, nunca la habríamos filmado. Primero, la creamos, y luego se fue interesando gente". Y algo similar espera que pase con la serie de documentales de conversos de "Te puede pasar a ti". "Ya hay televisiones que se interesan pero aún no me los compran. Bueno, si no se apuntan en el primer capítulo ya se apuntarán en el segundo o tercero... Pasa como con La Última Cima: vendemos el producto cerrado, llave en mano, sin presiones ni dependencias de nadie".

"Llevo 23 años en el mundo de la comunicación; en la televisión de Andalucía tenía un programa de máxima audiencia, y mucha gente nos veía, pero no nos quería, porque no es lo mismo decir ´me gusta lo que haces´ que ´te quiero ayudar´, que es lo que nos dicen ahora muchas personas", explica el director de Infinito Más Uno.


¿Y por qué a la gente le interesan las historias de conversos, algo que se puede comprobar incluso en este portal de ReligionEnLibertad?

"Parece que nada provoca tanta envidia como estar feliz, y los conversos están felices", responde Cotelo, "así que la gente dice ´yo quiero lo que tiene ese´. Se ve claro en personajes como Tim Guénard, que era un matón violento, se convirtió y ahora estás con él y te transmite dulzura, ternura..."


El cineasta pasó un vídeo de declaraciones en bruto a 60 de sus estudiantes universitarios de comunicación, 42 de ellos absolutamente alejados de la fe. "Eran 2 horas de antiformato, una sola cámara, Tim Guénard hablando de su conversión y nada más. Pues bien, les encantó, 59 de 60 me agradecieron haber visto el vídeo, sólo uno se molestó; y cuando les pedí que me puntuaran el material por escrito, del 1 al 10, salió de media ¡un 12, porque votaban por encima de lo permitido! O sea, que a los chicos sí les interesan estos temas."

Cotelo desveló además uno de sus trucos al entrevistar conversos: "me llevo amigos alejados de la fe a que ellos hagan preguntas al converso, que pregunten lo que les interesa".

Pero ¿cómo definir la conversión? ¿No basta con "tener fe"? Para Cotelo, la diferencia está en el tipo de relación: una cosa es saber que alguien existe, y otra cosa es "conocerle personalmente, hablar con Él, un trato exclusivo, una cercanía como la que tienes con tu familia". Eso sí: "un peligro con los conversos es presentárnoslos como si ya fuesen santos, y no es sí; la conversión es, simplemente, un punto de partida".

¿Y dónde encuentra el autor a los conversos, a sus personajes? "Los que eran famosos o buscaba yo activamente, me salieron mal, o no conseguí entrevistarlos. Pero fueron apareciendo personas, doce en diez países distintos, sin buscarlos yo, con historias interesantes, y me puse a hablar con ellos y a filmarlos, y tengo más de 100 horas ahí grabadas, esperando."