Entre el 26 y el 27 de noviembre, la Acción Católica ha nombrado a sus nuevos representantes y autoridades en su Foro Internacional (FIAC), organismo encargado de coordinar las asociaciones y grupos integrantes del apostolado por todo el mundo.

Tras el rezo del Ángelus, Francisco dirigió unas palabras al FIAC llamando a sus integrantes a "hacer frente al individualismo" en la Iglesia y animándoles a "seguir caminando en la misma dirección".

Francisco comenzó su mensaje recordando al fundador del Foro, el Cardenal Eduardo Pironio -también cofundador de las JMJ-, y su preocupación por que la Acción Católica "contribuyera al desafío de la nueva evangelización" hace ya más de tres décadas.

Un contexto que, en palabras de Francisco, "no es el mismo" y enfrenta nuevos desafíos.

"En ciertos ámbitos se ha reavivado el individualismo de una salvación a medida; sin olvidar el azote de la violencia entre países y hermanos que van socavando el deseo de una fraternidad universal. Sin embargo, las épocas difíciles pueden ser desafiantes y convertirse en tiempos de esperanza", afirmó.

En este sentido, remarcó a los integrantes del Foro la necesidad de "caminar juntos en la misma dirección", asegurando que "es lo que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio, que retome la conciencia de que es un pueblo en camino y que deben hacerlo juntos".

También se dirigió a los nuevos cargos del FIAC para que "no sean dirigentes de escritorio, de papeles o de Zoom", y eviten la tentación del "estructuralismo institucional que planifica y organiza desde estatutos, reglamentos y propuestas heredadas, que fueron buenas en su momento pero que quizás hoy no sean significativas".

"Escuchar" y "tener el oído atento" a las situaciones concretas fue el primero de los tres llamamientos que dirigió a los integrantes de la Acción Católica, especialmente "a los hombres, mujeres, ancianos, jóvenes y niños, en sus realidades, en sus gritos silenciosos", para "no dar respuestas que nadie se hace ni decir palabras que a nadie les interesa ni sirven".

En segundo lugar, invitó a "escuchar los signos de los tiempos" para que la Iglesia no dirija su camino "al margen de la historia" o "en sus propios asuntos".

"La Iglesia está llamada a escuchar y ver los signos de los tiempos, para hacer de la historia, con sus complejidades y contradicciones, historia de salvación. Necesitamos ser una Iglesia vitalmente profética, desde los signos y los gestos, que muestren que existe otra posibilidad de convivencia, de relaciones humanas, de trabajo, de amor, de poder y servicio", encomendó.

Pero "para que esto sea posible", Francisco reafirmó la necesidad de "escuchar la voz" y "la novedad" de Espíritu.

"Mientras que el espíritu mundano nos presiona para que sólo nos concentremos en nuestros problemas e intereses, en la necesidad de ser relevantes, en la defensa de nuestras pertenencias y de grupo, el Espíritu nos libra de obsesionarnos con las urgencias, y nos invita a recorrer caminos antiguos y siempre nuevos: los del testimonio, la pobreza y la misión, para liberarnos de nosotros mismos y enviarnos al mundo", concluyó.