Hace tiempo que en las entregas de despachos de oficiales de los Ejércitos no hay oficios religiosos, pero se mantenía como excepción la Festividad del Carmen en la Escuela Naval de Marín.

Pero sólo hasta este año, a tenor de las exigencias del nuevo reglamento laicista elaborado por la ministra de Defensa, Carme Chacón, quien paradójicamente celebraba su onomástica este viernes mientras en la localidad pontevedresa, por primera vez en décadas, la Virgen del Carmen, patrona de la Armada y de las gentes del mar, no era honrada con una misa oficial.

El divorcio entre la realidad y las disposiciones oficiales fue absoluto. A la misa previa a la entrega de despachos acudieron más de quinientos militares de uniforme junto con sus familias: más de dos mil personas, la práctica totalidad de las que asistieron a la posterior ceremonia militar, presidida en cualquier caso por un crucifijo como testigo del compromiso de los nuevos marinos.

Cuando terminó la misa fue cuando aparecieron los Príncipes de Asturias, así como el resto de autoridades, entre ellos el secretario de Estado de Defensa, el gallego Constantino Méndez. En cualquier caso, el comandante director de la Escuela, el capitán de navío Marcial Gamboa, en la alocución final sí encomendó a los militares a «su patrona», que no dejó de estar presente entre ellos, como en todas las instalaciones civiles y militares de la España costera. La Salve marinera tronó en todas ellas, pero en particular en Marín a modo de protesta, con más fuerza que nunca.