«¿Cómo es posible que un documental español sobre un cura, Pablo Domínguez, que falleció a los 42 años en 2009 bajando del Moncayo, y que se proyecta en 66 salas -todas, copias en Blu-Ray- ha tenido tal éxito de público?». No es la pregunta que le hace un parroquiano a un sacerdote a la salida de la misa. Es la que, no sin asombro, se hace el diario «El País». Y busca explicaciones para desentrañar el misterio.
 
Para ello entrevista al gerente del cine Palafox, Roberto Bayón. "Es un fenómeno", dice. «Estamos ya en su quinta semana y en esta sala la han visto 22.000 espectadores. Y aplauden, lo que sólo ha pasado con Avatar. La gente me da las gracias a la salida. Es curioso, vienen hasta jóvenes y ellos prefieren la última sesión. La han promocionado muy bien a través de sus redes. No es la primera vez que funciona aquí un filme religioso: ya tuvimos Bella y Teresa de Calcuta. Es culpa de la publicidad viral». Asoman las primeras luces.    
 
El periódico dice que «para entender el éxito de La última cima hay que abandonar varios prejuicios». Y le da voz a Jerónimo Martín, periodista cinematográfico. "El acierto de La última cima ha estado en su apuesta en la web", asegura. El documental, explica «ha sido alabado desde los púlpitos y las parroquias, desde luego, ha recibido apoyo oral desde una parte de la Iglesia -así se habían enterado las monjas del Palafox-, sin embargo el grueso del público ha llegado desde otro lado: Internet».
 
Para huir de los términos «documental y religioso» los realizadores «apostaron por una banda sonora heroica y una web (calificada por Jerónimo Martín como "moderna y agresiva") con grandes aciertos», prosigue el diario.
 
«Rápidamente, por Facebook, blogs y webs como religionenlibertad.com se propagó el estreno. "Aún me pregunto cómo ha ocurrido esto", dice sonriendo Cotelo. "Tal vez la gente tiene sed de historias positivas, creo que está bien hecha, no es aburrida y se centra en la búsqueda de espiritualidad"», apunta.
 
«El País» destaca que «otros filmes no encuentran su público y este caso protagoniza un fenómeno boca oreja versión siglo XXI».
 
Tras traer a consideración el éxito del cine de corte religioso el articulista finaliza asombrado «El púlpito 2.0 carbura. Y cómo».

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