«¿Vamos a quedarnos de brazos cruzados a la espera de los recursos judiciales? ¿Acaso la “causa de la vida” se reduce a la batalla legal? ¡Ciertamente no!». Así de contundente y decidido se ha expresado el obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, ante la entrada en vigor de la nueva ley del aborto, lanzando una cruzada de «salvar uno a uno» a los niños y niñas amenazados por este crimen.
 
Tras lamentar que «el aborto ha pasado de estar despenalizado en tres supuestos, a ser reconocido como un derecho» y de asegurar de que ahora «no cabe duda de que los empresarios de las clínicas abortistas pueden dormir ya mucho más tranquilos», el prelado donostiarra propone que la lucha provida no se limite a la estrategia «de arriba abajo», como por ejemplo la batalla legal, sino que también se siga otra, a su juicio «más eficaz», la de «de abajo arriba».
 
«Se trata de entender que para llegar a transformar la Cultura de la Muerte, la estrategia más eficaz es “de abajo arriba”, sin limitarnos al “de arriba abajo”… La batalla legal por la vida se podrá plantear nuevamente en España, con mayores garantías de éxito, cuando salgan a la luz cantidad de niños y adolescentes que han sido rescatados de las garras de la muerte… El testimonio de su gratitud por el don de la vida, será necesario para que la Cultura de la Vida triunfe en el futuro», expone monseñor Munilla en un artículo difundido por el obispado que encabeza.
 
Munilla trae a la memoria la famosa frase de la Madre Teresa de Calcuta en medio de fuertes polémicas por la liberalización del aborto: «No los matéis, dádmelos a mí. ¡Yo sí los quiero!». Asimismo recuerda la respuesta de la hoy beata a un periodista sobre su estrategia para salvar a tantos niños y desahuciados de la vida: «¡Uno a uno!».
 
Para el obispo «ha llegado el momento del “uno a uno”” y aplaude que muchas  asociaciones provida hayan orientado su acción en esta línea, como por ejemplo, la fundación RedMadre. Así, «¡Es hora de arrimar el hombro!», alienta.
 
Apadrinamiento de los rescatados
«¿Cómo es posible que hagamos una valoración tan laudatoria de la adopción de niños extranjeros entre nosotros, mientras que aquí desestimamos como absurda la alternativa de la entrega en adopción del niño?», «¿no habrá llegado el momento de valorar si el apadrinamiento de los niños del Tercer Mundo que realizamos a través de muchas ONGs civiles y eclesiales, no debería también ser complementado con el apadrinamiento (en forma de contribución a su alimentación o educación) de los niños que son salvados de ese trágico destino?», se pregunta.
 
Ayudar a las mujeres con síndrome post aborto
«Y por otro lado, -prosigue- ¿qué decir del abandono y del silencio vergonzante en el que muchas mujeres tienen que vivir el Síndrome del post-aborto, frente a la afortunadamente cada vez más creciente sensibilidad hacia las víctimas de la violencia de género? ¿No habrá que acompañar también a las mujeres que se han quedado moral y psicológicamente destrozadas después de haber abortado?».
 
La clave definitiva: la educación
Para el obispo, la clave definitiva del triunfo de la “Cultura de la Vida” estriba en la educación de los jóvenes. «La “causa de la vida” está unida a la “causa de la educación” y a la “causa de la familia”».
 
«Es fundamental que todos aquellos que partimos de unos valores de pleno respeto a la vida y a la familia (en donde podemos coincidir creyentes y no creyentes), trabajemos en coordinación y cooperación, para educar en la verdadera libertad. Una educación íntegra jamás presentará el ideal de la libertad en contraposición al derecho a la vida de los más inocentes. No podemos convertir la libertad en una frívola licencia, porque eso destrozaría la misma Libertad, además de la Vida», concluye.