Cada nuevo documento que aparece viene a confirmar que, a pesar de una sostenida campaña que nació en los años sesenta contra Pío XII, el Papa Eugenio Pacelli hizo cuanto estuvo en su mano para salvar a los judíos de las leyes persecutorias nazis.

Según informa Zenit y reproduce el Osservatore Romano este sábado, el historiador Michael Hesemann, de la Pave the Way Foundation, institución que intenta remover los obstáculos a la comprensión entre las distintas culturas y religiones, acaba de dar a conocer un documento clave para analizar la actitud del Pontífice desde meses antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial.

Se trata de un télex secreto a todas las nunciaturas y una carta a 61 arzobispos del mundo, pidiendo la gestión de doscientos mil visados para «católicos no arios», fórmula diplomática empleada para burlar un hipotético conocimiento del mensaje por parte del espionaje nazi. El télex se envió el 30 de noviembre de 1938, tres semanas después de la Noche de los Cristales Rotos, y la carta está fechada el 9 de enero de 1939. La Segunda Guerra Mundial comenzó en septiembre de 1939, y el Holocausto entre 1941 y 1942.

La expresión «católicos no arios» se empleó porque el Concordato firmado en 1933 por el mismo Eugenio Pacelli cuando era secretario de Estado vaticano excluía a los judíos conversos al catolicismo de las leyes antisemitas nazis. Pero la prueba de que, bajo esa expresión, Pío XII se refería también a judíos no conversos, es, según Hesemann, que el mismo documento pide a los obispos que «salvaguarden el bienestar espiritual y defiendan el culto religioso, las costumbres y las tradiciones» de los beneficiados por esa gestión («omnia quae ad religionis cultum, instituta et mores pertinent»).

Y, de hecho, en las respuestas de nuncios y obispos jamás se habla de la religión de los protegidos, referidos siempre como «hebreos perseguidos».

El presidente del Consejo de Administración de Pave the Way Foundation, Elliot Herschberg, ha declarado a Zenit que «muchos judíos que abandonaron Europa no tenían ni idea de que sus visados se habían obtenido gracias a estos esfuerzos vaticanos»: «Todos los documentos que hemos descubierto hasta ahora parecen indicar que la difundida percepción negativa sobre el Papa Pío XII está equivocada», añade.

Por su parte, el presidente de dicha institución, Gary Krupp, seña que los críticos de aquel Pontífice no tienen en cuenta que las amenazas de la Alemania nazi contra la Santa Sede, hoy bien conocidas, obligaban a utilizar subterfugios legales y protolocos secretos para la protección de los judíos, hoy sobradamente demostrada y que fue agradecida por los interesados durante los años posteriores a la contienda, hasta que comenzó la campaña contra Pío XII.