Javier López-Frías es granadino, estudiante de 5º de Arquitectura y apasionado del deporte. Este domingo 23 de abril explica en El Escorial (Madrid) su experiencia en Bolivia como joven misionero laico de la Fundación “Ahoringa Vuelcapeta”, a los asistentes del Encuentro de Jóvenes Misioneros que cada año organiza Obras Misionales Pontificias. 

Miembro del equipo de Misión Bolivia y de la pastoral universitaria de Granada, Javier volverá este verano a la selva boliviana con una veintena de jóvenes de la Universidad de Granada. 

"Tengo la oportunidad de compartir con jóvenes como yo, con espíritu misionero, qué es lo que me ha pasado y cómo el Señor se ha hecho presente en mi experiencia en misión", explica al servicio de prensa de la diócesis de Granada. 


Explica que la Fundación Ahoringa Vuelcapeta nació en la pastoral universitaria de Granada para ayudar a la misión católica en el pueblo de Bellavista, en la selva boliviana. Primero, como un programa de becas para bolivianos; después, como un compartir y acompañar en persona. "La misión allí es muy sencilla: vivir y compartir la vida y la fe en la parroquia, en el pueblo de Bellavista", afirma.

"Yo empecé por una alegría que se contagia. Veía a José Antonio Villena (ndr. Delegado diocesano de pastoral Universitaria de Granada) y veía a muchos de mis compañeros y de mis amigos de la misión muy ilusionados con esto, y a mí me contagiaron esa ilusión que vivían", explica. "Todo aquello me sorprendía mucho. Yo descubrí de una forma muy intensa que el Señor podía servirse de mí para hacer que la vida de los demás crezca, como un instrumento". 


Cuando llegan a Bolivia, los jóvenes andaluces colaboran con  “el padrecito, que vive allí. Es un sacerdote que lleva allí mucho tiempo de misionero, décadas. La sorpresa es ésa: ver ponerte en juego cada mañana que te levantas hasta el último minuto cuando te acuestas y cómo el Señor se hace presente en medio de eso". 

Hay jóvenes que pueden ayudar con sus capacidades profesionales. Otros, con su mera persona y disposición. "Llevamos muchos alumnos de Medicina, que tienen la oportunidad de trabajar en el consultorio de Bellavista y encontrarse con la realidad de los enfermos. Llevamos maestros, odontólogos, ópticos, ingenieros. Un licenciado en Derecho podría preguntarse: “¿Qué tengo yo que hacer en la selva de Bolivia?”. Sencillamente eso: estar allí con ellos y los quehaceres salen".


Javier anima a los jóvenes católicos a probar la experiencia misionera. "Hay muchas asociaciones, muchas realidades de la Iglesia que ofrecen la posibilidad en una buena compañía de tener una experiencia en misión, de tener una experiencia “en salida”, de encontrarte a ti mismo y de encontrar a los demás. Yo les diría que son todo ganancias. En cualquier ambiente que nos movamos el Señor siempre va a saber hacerse presente. Les diría sobre todo que no tengan miedo de poner su corazón en juego, porque a veces asusta por todo aquello que te puedes encontrar. Ya no es tanto por estar cómodo en el sofá, sino que esa comodidad también está un poco en el corazón, de no querer arriesgarlo. Yo les diría que no tengan miedo a ese riesgo".