En la tarde de este martes 19 de julio ha fallecido a los 80 años de edad en su residencia familiar de Madrid Carmen Hernández, iniciadora —junto a Kiko Argüello— del Camino Neocatecumenal.
 
Su estado de salud había empeorado considerablemente en el último año y medio sin que se le diagnosticara ninguna enfermedad específica.
 
La última vez que se la pudo ver el público fue el pasado 18 de marzo en la audiencia que el Papa Francisco concedió a las familias misioneras del Camino. El Santo Padre habló con ella personalmente por teléfono el pasado 1 de julio durante una audiencia privada concedida a Kiko Argüello y el P. Mario Pezzi para animarla en sus últimos días.

Carmen Hernández formaba con Kiko Argüello y el presbítero Mario Pezzi el equipo internacional responsable de esta realidad eclesial. Nació en Ólvega (Soria) aunque se crió en Tudela (Navarra). Se licenció en Química en Madrid y tanteó la posibilidad de hacerse misionera en el Instituto de Misioneras de Cristo Jesús.

Pero su encuentro con Kiko Argüello en los años 60 y su conocimiento de la renovación eclesial que proponía el Vaticano II la convertiría en la gran co-promotora de esta realidad eclesial, que hoy cuenta con más de un millón de miembros, y presencia en unos 120 países. 


El obispo Casimiro con unos jóvenes Carmen Hernández y Kiko Argüello en los años 60

En su libro "El kerigma, en las chabolas con los pobres" (Buenas Letras), Kiko Argüello escribe sobre ella: «Dios quiso que en aquel ambiente, hasta con chicos drogados y con los gitanos, yo me encontrase con Carmen, una misionera que se estaba preparando para ir a la India y había tenido contactos con el arzobispo Manrique también para ir a Oruro, Bolivia, entre los mineros (...). Dios ha querido que Carmen y yo estuviéramos juntos en esta obra. Carmen es muy importante para el Camino. A través del padre Farnés, que es un gran liturgista, al que había conocido en Barcelona, me puso en contacto con la renovación del Concilio Vaticano II. Siempre me ha dicho la verdad, aportando al Camino todo el descubrimiento del misterio pascual del Concilio».