El superior del monasterio benedictino de San Salvador del Monte Irago, padre Juan Antonio Torres, ha explicado a ReL desde el monasterio benedictino de San Salvador, en alemania, que «desde la esperanza en Cristo muerto y resucitado, nuestro futuro queda, sencillamente, en manos de cuanto nuestro Padre Abad decida. Su deseo, que nosotros compartimos, es que la paz vuelva a reinar en los corazones y que podamos reanudar, lo antes posible, el canto de las alabanzas divinas, junto a los peregrinos, en el Camino de Santiago». Del mismo modo, ha mostrado su confianza en que «la oración y el silencio son nuestros mejores medios para discernir, en esta situación, la voluntad de Dios, nuestro Padre».

Los cánticos y alabanzas a los que se refiere el padre Torres, se vieron interrumpidos por las voces de algunos que han subido la temperatura este verano en Rabanal del Camino más allá de lo meteorológico. Hasta el punto de que el día de la Asunción, los monjes se vieron obligados a pedir la ayuda de la Guardia Civil ante las enconadas manifestaciones de parte de los vecinos.

Las protestas se refieren, en su mayor parte, a asuntos relacionados con la conservación de la iglesia románica del pueblo, cuyo párroco titular es uno de los monjes benedictinos. Se les acusa «de alterar no sólo la estructura arquitectónica del templo, sino de modificar, incluso, la configuración urbanística del pueblo» así como de «no escuchar a las autoridades locales a la hora de organizar los actos litúrgicos».

El obispado de Astorga ha negado de todo punto estas acusaciones, al tiempo que ha asegurado que «es de todo punto inaceptable el acoso al que se sometió a la Comunidad Monástica del Monte Irago», además de puntualizar que «el proyecto de restauración no es de competencia de los monjes» ya que se trata de un bien de interés cultural y no se puede hacer obra alguna sin la aprobación de los responsables de Patrimonio de la Junta de Castilla León. Del mismo modo, respecto a los actos litúrgicos, los porpios monjes aseguraron en un comunicado que «como consecuencia de la declaración de aconfesionalidad recogida en la Constitución Española de 1978 y la subsiguiente legislación en materia de libertad religiosa, resulta inadmisible la pretensión de las autoridades locales de imponer formas y contenidos en las celebraciones litúrgicas católicas».

El refugio de los benedictinos

Los monjes benedictinos que hubieron de huir de Rabanal, ante las dificultades que planteaban las protestas vecinales se encuentran en la archiabadía de santa Otilia, uno de los complejos monásticos más impresionantes de Europa. Situada en Baviera, al sur de Alemania, la abadía está dedicada al Sagrado Corazón de Jesús y cuenta, junto al monasterio, con una casa de ejercicios espirituales, una hospedería, un instituto y un internado para estudiantes.

El padre Torres ha explicado a ReL que como «monjes capitulares de la Abadía de santa Otilia» han sido llamados por el abad, Jeremias Schröder, «bajo precepto de obediencia y, simplemente, nos hemos incorporado a la vida regular de la abadía», con el conocimiento previo del obispo de Astorga, monseñor Camilo Lorenzo. En este lugar esperarán su vuelta, manteniendo su entrega al «ora et labora» de su santo fundador.

Atención a los peregrinos

Otro asunto que queda por resolver es, quién se encargará de la atención a peregrinos y menesterosos a los que ayudaban los monjes, en especial durante lo que queda de verano, época en la que hay mayor afluencia de penitentes en camino hacia Santiago de Compostela.

En todo caso, el «caso» de los monjes de Rabanal, no está cerrado. El próximo 14 de septiembre se celebran las fiestas del Cristo en el pueblo leonés y alguien, persumiblemente los propios monjes, deberían atender las necesidades litúrgicas -que ahora se ha visto interrumpida- en esa fecha. Pero algunos vecinos, según señala el diario La Crónica de León, podrían estar preparando nuevas protestas.