(Agencias/ReL) Pablo Domínguez formaba parte de un grupo de montañeros de la Francisco de Vitoria, al que pertenecían también Sara de Jesús y una hermana de ésta. La autopsia practicada a los cadáveres de los montañeros ha revelado que la causa del fallecimiento fue un traumatismo craneoencefálico, además de un shock traumático, como consecuencia de los diversos golpes que recibieron al despeñarse por una ladera helada en el circo u hoya de San Gaudioso. Al parecer, uno de ellos resbaló cuando andaba por un sendero situado al borde del precipicio y arrastró al otro en su caída. Iban correctamente equipados, tenían experiencia en montaña y no estaban encordados, según indicaron los equipos de rescate de la Guardia Civil en Tarazona. La caída se registró cuando se hallaban a 1.900 o 2.000 metros de altitud. Sus cuerpos se precipitaron por un desnivel de 200 metros y se golpearon repetidas veces contra las rocas y la nieve dura. El funeral multitudinario se celebró bajo la presidencia del Arzobispo de Madrid y Presidente de la CEE, Cardenal Antonio María Rouco Varela. Junto con él concelebraron los tres obispos auxiliares de Madrid, los obispos titular y auxiliar de Getafe y el obispo de Málaga, anterior prelado de Alcalá de Henares. Estuvieron también presentes los arzobispos de Oviedo y Tarragona, el arzobispo coadjutor de Sevilla y administrador apostólico de Córdoba, los obispos de Orense, Tortosa, Lugo, Palencia, Terrassa, Zamora, Segorbe-Castellón, Jaén, el obispo auxiliar de Oviedo y el obispo auxiliar electo de Barcelona. Tras el funeral, los restos del sacerdote fueron inhumados en la iglesia de la Concepción, en la calle Goya de Madrid.