A las 6 de la mañana del jueves, los fieles y sacerdotes de la diócesis de Handan (Hebei) ocuparon la iglesia de Wu Gao Zhang (distrito de Guan Tao) para impedir su demolición, ordenada por un decreto del gobierno. Los sacerdotes intentaron dialogar con las autoridades, pero todo fue inútil. Los fieles han iniciado un ayuno para salvar el templo y piden oraciones a los cristianos de todo el mundo. 

La iglesia de Wu Gao Zhang cuenta con el reconocimiento oficial, pero desde que entraron en vigor las nuevas normas sobre actividades religiosas, el gobierno está derribando los edificios de culto oficiales y no oficiales que no tengan todos sus permisos en regla, como parece ser el caso de este templo. En ningún caso se está dando la oportunidad de buscar una solución que condone la falta de algunos documentos. En la diócesis de Handang el gobierno ha ordenado la destrucción de otras cuarenta iglesias.

Un momento de la protesta de los católicos chinos para evitar el derribo de su iglesia.

Según informa Asia News, algunos fieles culpan de esta persecución a los acuerdos entre el gobierno comunista y la Santa Sede, porque las autoridades reivindican el apoyo del Vaticano "y éste, a su vez, silencia estos episodios". Los nuevos reglamentos obligan a obispos y sacerdotes a registrarse ante el gobierno, y quienes no lo hacen son expulsados del lugar.

Dentro de la nueva normativa se encuentra todo un sistema de incentivación de la delación, mediante el cual se abonan cantidades de dinero a quienes denuncien actividades religiosas clandestinas.

En las últimas semanas, en la diócesis de Yujiang (Jiangxi) clausuraron las iglesias de Jian y de Fizhou, y en la diócesis de Fuzhou (Fujian) se clausuraron edificios sagrados en Fuqin y Changle.