Las medidas han sido hechas públicas a través de un comunicado por Mons. Justin Kientega,  obispo de la diócesis de Ouahigouya, en el noroeste de Burkina Faso, después de que cuatro feligreses de la parroquia de Notre-Dame du Lac en Singa, provincia de Bam, fueran asesinados el pasado lunes 13 de mayo. “Al salir en procesión en honor a la Virgen fueron atacados. Se llevaron a cuatro personas. Pensaban que los iban a secuestrar pero los ejecutaron sin piedad”, comenta Mons. Kietenga en declaraciones a Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN).

El obispo pide intensificar las oraciones por la paz en Burkina Faso, pero también señala disposiciones de prudencia y de mayor vigilancia para los sacerdotes, las religiosas y todos los fieles de la diócesis que hace frontera con Mali en el norte del país.

Viajar de día y evitar signos externos

En el documento se aconseja evitar signos distintivos externos que distingan a los sacerdotes y religiosas, como la sotana o el alzacuellos. Especialmente durante los viajes y desplazamientos se recomienda intensificar las medidas de seguridad: no usar vehículos llamativos, viajar a horas donde hay mucho tráfico, nunca de noche y evitar hacer siempre los mismos recorridos. Además se aconseja no hacer públicos los encuentros con mucha antelación.

Todas estas medidas, que reflejan la tensa situación que vive el país después de la escalada de violencia contra los cristianos, afectarán notoriamente la labor pastoral de la Iglesia, porque las comunidades católicas se encuentran muy dispersas, sobretodo en el norte donde la mayoría de la población es musulmana  o animista. 

Vigilar las iglesias y proteger a catequistas

Como ya sucede en otros países africanos – como Camerún o Nigeria – o asiáticos – como Pakistán o Sri Lanka  -que también se han visto afectados por ataques de grupos fundamentalistas islámicos, Mons. Kientenga pide a los sacerdotes incrementar la vigilancia alrededor de las iglesias y capillas, por medio de vigilantes voluntarios que actúen rápidamente avisando a los fieles en caso de peligro. También se pide limitar la duración de las celebraciones.

Por último el prelado subraya su preocupación para proteger adecuadamente a los catequistas, que muchas veces viven y trabajan en zonas aisladas y están expuestos a mayor riesgo.

Oración por la paz

El mensaje concluye con una oración por la paz del país: “Que el Señor, Príncipe de la Paz y Vencedor de los Poderes del Mal conceda la paz a nuestro país. Que Él sea nuestra fortaleza y nuestro apoyo, nuestra esperanza en este tiempo de prueba. Que conceda el descanso eterno a nuestros mártires. Que la sangre derramada sea fuente de paz y fecundidad espiritual”.

Publicado en Ayuda a la Iglesia Necesitada