El 31 de marzo de 1521, Domingo de Resurrección de aquel año, se celebró la primera misa católica en Filipinas. La misa fue oficiada por el padre Pedro Valderama, quien se encontraba entre los compañeros de Fernando de Magallanes en su expedición. A dicha misa asistieron 50 tripulantes de la expedición, incluido el propio Fernando de Magallanes, con sus mejores galas (no con su atuendo militar) y desarmados. Días después, el 14 de abril de 1521, en Cebú, se bautizaron los reyes Rajah Humabon y Humamai –que tomaron los nombres de Carlos y Juana– y otras 800 personas. Juana recibió una imagen del Niño Jesús para sustituir a sus ídolos, el cual llegaría a ser el famoso Santo Niño de Cebú.


Entrega del Santo Niño de Cebú a Juana, la esposa del rajá Carlos (Humabon), en 1521

Quinientos años después, el pasado 31 de marzo de 2021, monseñor Precioso Cantillas, Obispo de la Diócesis de Maasin, presidió la conmemoración del evento histórico del cristianismo en Filipinas con la celebración de una Misa en el Santuario de Magallanes en la isla de Limasawa, Leyte del Sur. “Estoy muy feliz y agradecido de que, incluso en este momento de pandemia y el clima no tan cooperativo, un número significativo de personas se encuentran en esta isla y en otras partes del país y del mundo para esta celebración”, dijo el obispo Cantillas en su homilía.

Antes de la celebración en el Santuario de Magallanes, se realizó una procesión fluvial de la Imagen Peregrina del Señor Santo Niño de Cebú, desde Maasin hasta la Isla de Limasawa, en Leyte Sur. El obispo Cantillas dirigió la consagración del Santo Niño de Limasawa y la bendición del Santuario recientemente renovado en la Iglesia de Triana.


Mons. Precioso Cantillas, Obispo de la Diócesis de Maasin, durante la celebración del 500 aniversario

El arzobispo Charles John Brown, nuncio papal en Filipinas, no pudo acudir a la ocasión para presidir la misa debido a las restricciones de viaje impuestas por el Departamento de Relaciones Exteriores a todos los dignatarios del país. Sin embargo, envió un mensaje a los fieles de Limawasa que asistieron a la Sagrada Eucaristía: “Quinientos años después de la primera misa en este archipiélago, la Iglesia en Filipinas es invitada nuevamente a ‘salir’ y convertirse en una comunidad de auténticos discípulos misioneros”.