Casi tres meses después de la renuncia del gobierno libanés liderado por Saad Hariri, en un clima político y social aún marcado por grandes tensiones, el Líbano se prepara para un nuevo gobierno dirigido por el sunita Hassan Diab, de 60 años de edad, exprofesor de la American University de Beirut.

Tal y como recoge la agencia Fides, el nuevo ejecutivo estará formado por el primer ministro y 19 ministros, 13 hombres y 6 mujeres. También esta vez, desde un punto de vista confesional, el equipo del gobierno representará una proyección del mapa religioso libanés: entre los 19 nuevos ministros habrá 4 cristianos maronitas, 4 musulmanes chiitas, 3 musulmanes sunitas, 3 cristianos greco ortodoxos, 2 drusos, 2 cristianos greco católicos y una cristiana armenia ortodoxa.

Se espera que el nuevo gobierno - que cuenta con el apoyo de la coalición que también incluye a Hezbolá y el Movimiento Patriótico Libre (formación política fundada por el actual presidente libanés, el maronita Michel Aoun) -, se gane la confianza del Parlamento la próxima semana, aunque no parece satisfacer las demandas de las manifestaciones anti-sistema que han sacudido al Líbano durante meses y que han estado marcadas por la violencia y los enfrentamientos callejeros en los últimos días.

El presidente Aoun, junto al patriarca Rai

El cardenal Rai pide dar una oportunidad al nuevo Gobierno

 “Los medios de comunicación son pesimistas, pero nosotros somos optimistas", declaró el martes pasado el presidente del parlamento, el chiíta Nabih Berri. Y también el cardenal Bechara Boutros Rai, patriarca de Antioquía de los maronitas, el miércoles 22 de enero, subrayó la necesidad de "dar una oportunidad" al nuevo ejecutivo, mientras que las movilizaciones callejeras confirman la persistente negativa por parte de fuerzas y sectores de la sociedad que no pretenden conceder ningún crédito al nuevo ejecutivo.

En el Líbano, en el sistema institucional basado en el equilibrio entre los diferentes componentes confesionales, el jefe de gobierno debe ser un musulmán sunita, mientras que el presidente del parlamento debe ser un chiíta y el presidente de la República debe ser un cristiano maronita.