La Fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada tiene como objetivo que la llanura de Nínive, una de las zonas más devastadas por Estado Islámico en Irak y donde vivían gran parte de los cristianos de este país, recupere la situación anterior a la invasión de los yihadistas. Para ello, ha preparado un plan de reconstrucción que tendría un coste de 230 millones de euros y que está presentando a la Unión Europea y los países miembro.

"Es un verdadero plan Marshall que devolverá la Llanura de Nínive a los cristianos” desplazados por las milicias del Estado Islámico (ISIS), indicó el director de AIN-Italia, Alessandro Monteduro. Tal y como informa Zenit, el plan ha sido presentado a los embajadores europeos acreditados ante la Santa Sede.

“Tenemos la intención de involucrar en nuestro proyecto también a los gobiernos, para que contribuyan a restituir a las familias cristianas aquella vida que les fue arrancada por el Isis”, añadió.


Para ello, esta fundación pontificia recordó la historia de Cristina, niña secuestrada por el Estado Islámico, perdida y después adoptada y restituida por una familia musulmana a sus padres. Ella vive hoy en una chabola en Erbil junto a su familia. Y como la suya son unas 13.000 las casas cristianas de la llanura de Nínive que necesitan ser reconstruidas.

En la noche del 6 al 7 de agosto de 2014, el Estado Islámico ocupó la región histórica de la llanura de Nínive y desplazó a los cristianos –sus habitantes originarios–  quienes huyeron a la región del Kurdistán.  Un gran número de personas quedaron atrapadas allí. Algunos fueron capaces de huir más tarde, pero cientos fueron hechos presos por el Estado Islámico y no se supo nada de ellos. Entre los que se quedaron tras la ocupación de la región por el Estado Islámico estaban Khouder Ezzo, su esposa Aida Hanna y su hija Cristina, que entonces tenía tres años de edad.


Cristina ya está por fin con sus padres

El 22 de agosto de 2014, el Estado Islámico permitió que la familia de Cristina y otras familias abandonaran Bajdida (Qaraqosh) en dirección Erbil, tras robarles el dinero y el oro que tenían. Cuando iban a subirse al autocar, uno de los soldados del Estado Islámico sustrajo a Cristina de los brazos seguros de su madre. La madre rogó al soldado, que se llevaba a la niñita asustada y llorosa sobre su hombro, que la devolviera para tomar el autocar con el que la familia iba a abandonar la zona, pero el miliciano en lugar de responder, ordenó a la madre con gestos que regresara al autocar o que la mataría. La madre, temerosa, acató la orden y esa fue la última vez que vio a su hijita… hasta el viernes, 9 de junio de 2017.


En una entrevista con Ayuda a la Iglesia Necesitada, el padre Ignatius Offy, sacerdote siro-católico de Ankawa, señaló:

“La familia de Cristina y yo procedemos de la ciudad de Bajdida (Qarakosh). Las familias en nuestra región se conocen entre ellas y todos mantenemos estrechas relaciones sociales. Además, soy sacerdote, y desde el inicio de nuestro desplazamiento forzado en la noche del 6 al 7 de agosto de 2014, he intentado seguir la pista de las personas capturadas por el Estado Islámico. He enviado una lista de personas cuya suerte y paradero son aún desconocidos a muchas personas particulares, organizaciones y asociaciones. En esta lista, por supuesto, estaba también Cristina, la más joven de todos”.

Y añadió que “¡lo que ha ocurrido con Cristina y su familia y con nosotros es un milagro divino! En mi humilde opinión, este es el cuarto nacimiento de Cristina: el primero, cuando la alumbró su madre; el segundo, su bautizo; el tercero, cuando una familia musulmana la adoptó y la cuidó durante el periodo que estuvo perdida; y, finalmente, el cuarto, cuando su familia y su comunidad cristiana la recuperaron. Ahora Cristina ha recibido una nueva vida. Damos gracias a Dios por Su actuar, con ella, con su familia y con todos nosotros”.