Canadá ha legalizado la posesión, consumo y producción de marihuana, una droga fuertemente adictiva que tiene efectos graves para la salud, especialmente para los que la consumen antes de los 25 años de edad. Es, además, la puerta de entrada para el consumo de otras drogas aún más peligrosas.

La “Ley Cannabis”, conocida también como C-45, tuvo su aprobación final en el Senado de Canadá en junio de este año, y entró en vigor el 17 de octubre. La norma permite que personas mayores de edad usen libremente marihuana y poseerla en una cantidad no mayor de 30 gramos. También se permitirá el cultivo en los hogares para uso personal.

Canadá es el segundo país en el mundo en legalizar el consumo recreacional de la marihuana, después de Uruguay, que aprobó una ley similar en 2013.

 
Estos días en Canadá ha habido colas en los puntos de venta,
fiestas para drogarse en lugares públicos, etc... de todo, menos concienciar de los riesgos para la salud
 

En un comunicado publicado el 17 de octubre, la Conferencia de Obispos Católicos de Canadá señaló que la Iglesia “continúa subrayando los problemas éticos involucrados con el uso y abuso recreacional de esta droga: los riesgos negativos que impactan en la salud psicológica y física, los crecientes problemas de una sociedad más y más dependiente de las drogas y el alcohol, la posibilidad de daño cerebral, especialmente a aquellos menores de 25 años”.

(La nota está aquí en inglés en PDF; incluye enlaces a otros documentos eclesiales sobre el tema)

Los obispos canadienses denuncian el daño a las familias y los jóvenes

Los obispos canadienses han lamentado y condenado que el Gobierno del país legalice y normalice una sustancia adictiva que daña a las familias y, especialmente, a los más jóvenes.

Criticaron “la disposición de negocios y gobiernos a explotar la droga para intereses comerciales y como una fuente de ingresos tributarios, poniendo así aún más en peligro la búsqueda del bien común”.

Genera psicosis y esquizofrenia, ansiedad, pensamientos suicidas...

Los obispos canadienses han citado datos de los Centros para el Control de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, que muestran que “es significativamente más probable que los consumidores de marihuana —comparado con los no consumidores— presenten trastornos mentales crónicos, incluida la esquizofrenia”.

 

Los obispos canadienses recordaron luego que, del 29 de noviembre al 1 de diciembre de este año, el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral del Vaticano acogerá una conferencia internacional sobre “Drogas y Adicciones: Un obstáculo al Desarrollo Humano Integral”.

“El ‘flagelo del narcotráfico’ favorece la violencia y siembra las semillas del sufrimiento y muerte, ha dicho el Papa Francisco varias veces, a lo cual la respuesta de la sociedad debería ser actos de valentía y la resolución de luchar contra todos los narcóticos”, concluyeron.

A 10 dólares el gramo

El gobierno ha sugerido un precio de venta de unos 10 dólares canadienses (alrededor de 7,6 dólares estadounidenses) por gramo de marihuana para que el costo sea competitivo con el del mercado negro.

Este precio incluye dos impuestos: uno de 1 dólar canadiense por gramo, o del 1% del precio de venta final, dependiendo de cuál sea el más elevado; y el impuesto provincial de venta de cualquier producto que varía entre el 13 y el 15%.