Ya han empezado las obras de restauración del edículo del Santo Sepulcro en Jerusalén. El periodista Carlo Giorgi, de Tierrasanta.net, ha hablado con la responsable científica, Antonia Maropoulou, ingeniera química, profesora del Politécnico Nacional de Atenas y coordinadora científica de los trabajos.
 
Tras años de inspecciones, valoraciones y reuniones entre los responsables de las Iglesias de Jerusalén, las obras de restauración del edículo del Santo Sepulcro finalmente han comenzado ya. Antonia Maropoulou explica que aún “no podemos prever la duración de la restauración, pero lo hemos organizado para que el acceso de los peregrinos al Santo Sepulcro esté garantizado en todo momento”.


 

Hay que tener en cuenta que en décadas, la cúpula de la rotonda que rodea el Sepulcro ha permanecido abierta y la lluvia y la intemperie han dañado la estructura del edículo que encierra la Tumba y los materiales con los que está realizado (Nota: en 1808 la basílica del Santo Sepulcro sufrió un incendio y el techo de la rotonda cayó sobre el edículo, destruyendo la parte superior y gran parte del revestimiento de yeso y mármol. La cúpula se reconstruyó en 1868, pero los muros y pilares volvieron a sufrir con el terremoto de 1927). A pesar de que la administración del Mandato británico aseguró el edículo con vigas de hierro en 1947, era necesaria una intervención urgente. El acuerdo entre las Iglesias griega, latina y armenia –corresponsables de basílica-, firmado el 22 de marzo de este año ha permitido que empiecen los trabajos. Este acuerdo, que confía al Politécnico de Atenas la gestión de las labores, permite a las tres autoridades eclesiásticas valorar juntas el estado de los trabajos y decidir cómo proceder.
 

Todavía no. Primero debemos pasar por una “fase piloto”, para ver la entidad de los problemas del lugar. El objetivo es reforzar la estructura del edículo, a través del desmantelamiento de las placas de mármol que lo cubren, la limpieza de los materiales, la consolidación de los muros de época cruzada y su reparación con materiales adaptados a los antiguos. Las placas de mármol que revisten el edículo sagrado a lo largo de siglos han sufrido mucho a causa de los peregrinos, como por ejemplo el hollín de las velas que se encienden desde hace siglos. Serán restauradas y después vueltas a montar y fijadas con tornillos de titanio.




No. Nos hemos organizado de tal forma que durante todo el período de obras el Santo Sepulcro permanezca accesible a los peregrinos. Todas las intervenciones que se pueden hacer en el exterior del edículo, se harán allí. Los trabajadores lo harán siempre y solo durante la noche. Mientras que el taller de restauración, montado en la galería superior de los latinos, podrá funcionar durante el día, porque adonde se encuentra no acceden los peregrinos. Trabajaremos 24 horas al día.
 

Más o menos setenta, desde las funciones administrativas a las técnicas. Tenemos escultores y trabajadores del mármol procedentes de la Acrópolis de Atenas; desde Grecia vienen también algunos trabajadores especializados en labores restauración, y luego estarán algunos conservadores, de los que dos son del Ministerio de Cultura griego. Se contratarán, obviamente, algunos trabajadores locales. Está también el grupo de trabajo de nuestra Universidad, compuesto por 27 miembros entre arquitectos y expertos de otras disciplinas. Además, cada una de las Iglesias –latina, griega y armenia- ha nombrado a sus peritos para valorar y verificar todo el proceso. De este modo no solo será una obra de restauración, sino también un lugar abierto al conocimiento, la comunicación científica, cultural y religiosa.
 

Nuestro ateneo es pionero en la investigación interdisciplinar de la restauración de monumentos y siempre estamos abiertos a la comunicación de los resultados y a la colaboración internacional.




Desde mi punto de vista se trata de un trabajo muy exigente, pero también un gran desafío. Este es un lugar lleno de fe y de historia, y me siento bendecida por haber recibido este encargo. Estando aquí se debe hablar el lenguaje de la técnica, de la cultura y de la religión, y eso abre grandes horizontes. Soy creyente, cristiana greco-ortodoxa. Para nosotros, la tumba de Jesús es el lugar más lleno de vida del mundo. La fiesta de la Pascua es una fiesta de vida y esperanza. Para mí, este lugar significa esperanza, vida y resurrección.