Roneey Anak Rebit, de 41 años, nació cristiano en Malasia, pero sus padres lo convirtieron al Islam en su infancia, al parecer por conveniencia más que por convicción, con el nombre musulmán de Azmi Mohamad Azam.

La familia no era devota y en 1999 Roneet se hizo bautizar nuevamente como cristiano. También pidió que el Registro Civil eliminara su registro como musulmán, lo que inició un largo proceso judicial en el Estado malasio de Sarawak. El 24 de marzo pasado, el juez Yew Jen Kie aprobó esta petición, citando el artículo 11 de la Constitución federal, que protege la libertad de culto.

Se trata de un caso que constata que el interesado nunca fue realmente musulmán, cosa que se demuestra “porque nunca había practicado el islam, y su conducta de vida no tenía nada que ver con dicha religión".

El Padre Lawrence Andrew, director del semanario católico malasio The Herald, puntualiza que "algunas personas testimoniaron que él nunca profesó la fe musulmana, y era libre, por lo tanto, de regresar a su antigua fe. En cambio, en el caso de que una persona sea musulmana practicante, es muy difícil cambiar de religión”. Si se hubiera mostrado que en algún momento fue musulmán practicante, se trataría de un caso de apostasía y un tribunal de la sharía (la ley islámica) sería el único autorizado para estudiarlo... y denegaría su abandono del Islam.

La Asociación de las Iglesias de Serwak (ACS) expresó su gratitud: “a la Alta corte de Kuching por haber tomado esta decisión justa e imparcial, de acuerdo con la ley. Apelamos al gobierno federal a fin de que garantice la libertad de religión prevista en el Malaysia Agreement [acta que en el año 1963 unió Borneo y Sarawak a la Federación Malaya, dando así vida a Malasia, ndr]”.


Este caso afecta al debate sobre las llamadas “conversiones unívocas”, leyes actualmente en vigor según las cuales los hijos de parejas mixtas (un cónyuge musulmán y el otro de otra religión) deben ser siempre registrados como musulmanes y, en caso de separación, confiados sólo al progenitor musulmán. El gobierno lleva años planteando reformar estas leyes pero sin que se concreten nunca.

Malasia tiene unos 30 millones de habitantes: el 60% son musulmanes, un 20% budistas, un 10% cristianos, y un 6% hindúes.