El resultado de la explosión fue de 158 muertos, 21 desaparecidos, más de 6.000 heridos y se estima que unas 300.000 personas se han quedado sin hogar. A ello hay que añadir más de 90.000 viviendas dañadas, cuantiosos daños en hospitales y centros de salud y, al menos, 10 iglesias destrozadas. Este es el balance de la terrible explosión que el 4 de agosto de 2020 hizo temblar la ciudad de Beirut, y a todo el país. La realidad es que “en un segundo, se causó más daño a la zona cristiana de Beirut que durante los largos años de la guerra civil. Tenemos que reconstruirlo todo de nuevo desde cero”, ha explicado el P. Nassif, un sacerdote católico en la capital libanesa, constatando la situación en la que se encuentra la población cristiana del país.

La detonación devastó el área portuaria de la capital de Líbano y varios barrios cercanos, de población mayoritariamente cristiana, como Mar Maroun o Achrafieh. Llegará el momento de la reconstrucción, pero mientras tanto la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada está solicitando ayuda para poder enviar una colaboración de emergencia de 250.000 euros para proveer de paquetes de alimentos a 5.880 familias afectadas por la explosión.

Guerra, terrorismo, COVID y ahora la explosión

El Líbano, el único país de Oriente Medio con una amplia presencia cristiana, estaba ya inmersa en una profunda crisis económica desde la guerra civil que tuvo lugar entre 1975 y 1990. A eso se sumó el desbordamiento del país ante el inmenso éxodo de refugiados sirios e iraquíes, muchos de ellos cristianos, que, en los últimos años, han huido de la guerra y del terrorismo de Dáesh. Desde marzo de 2020, el coronavirus llegó a Líbano para complicar más aún la situación y cinco meses después, la terrible explosión de 2.750 toneladas de nitrato de amonio en la zona portuaria de Beirut.

La Iglesia católica en Beirut se ha volcado desde el primer momento en el acompañamiento a las víctimas, en la detección de necesidades y en la distribución de comida para favorecer a 5.880 familias. Serán religiosas, sacerdotes y laicos quienes repartan esta ayuda de emergencia desde distintos puntos estratégicos en los barrios cristianos.