"Ha sido el peor terremoto de mi vida, las réplicas aún son fuertes", ha dicho el padre jesuita Pius Perumana, director de Cáritas Nepal, comentando el terrible terremoto en la zona.

El temblor de tierra de magnitud 7,9 en Nepal del sábado causó más de mil víctimas mortales y unos dos mil heridos, según las primeras estimaciones. El seísmo, con epicentro a 180 kilómetro al norte de la capital, se notó también en varios países vecinos.

El Papa Francisco, informado de lo sucedido, lo ha seguido "con oración y con gran preocupación, participando del dolor de todos los afectados", según informó Radio Vaticano.

El padre Perumana ha confirmado los enormes daños contra las instalaciones de electricidad, las comunicaciones por carretera y las viviendas.

"Muchas casas se han hundido y otras muchas tienen grietas. Gracias a Dios, el terremoto sucedió de día y en un día festivo, cuando mucha gente estaba fuera de casa".

Para Cáritas Nepal la primera prioridad ahora es el rescate. Además, "mucha gente ha perdido sus casas y está en las calles o en espacios abiertos, y tendremos que que proveerles de comida y refugio temporal", señala el director de Cáritas.

Con el aeropuerto cerrado, los miembros de Cáritas esperan que las primeras ayudas lleguen por tierra desde la India.

"Cáritas tiene un equipo de respuesta a desastres muy fuerte, que ya trabajó en otras emergencias como los deslizamientos de tierras que afectaron a comunidades nepalíes en agosto de 2014", declaró Anna Robertson, coordinadora de programas de Cáritas en Nepal.

Caritas Nepal fue fundada en 1990 por la Iglesia para responder a unas devastadoras inundaciones. Empezó con sólo 3 miembros: hoy tiene presencia en 50 de los 75 distritos de Nepal y su oficina central en Katmandú cuenta con 20 personas.

Aunque buena parte del trabajo de Cáritas en Nepal tiene que ver con las mejoras en el mundo de la agricultura, su equipo tiene mucha experiencia en emergencias de desastres naturales. Así, en las lluvias que desplazaron a 2.500 familias en 2009, Cáritas proporcionó la primera ayuda de emergencia y , al bajar las aguas, los programas de reconstrucción alimentaria. 

Los católicos en Nepal no llegan ni a un 1% de la población.