Es un fenómeno tan antiguo como el hombre: cuando hay un problema, un conflicto, una tragedia, se busca un chivo expiatorio contra el que cargar toda la rabia y la furia. Cuanto más débil y vulnerable, mejor. La misma historia de Jesucristo es un ejemplo de eso.

En Benín, hoy, el chivo son los niños. Los curanderos o cualquier otro adulto pueden dictaminar que tal o cual niño es "brujo" o está maldito o lleno de espíritus y es el culpable de incendios, fallecimientos por enfermedad, malas cosechas, accidentes... Entonces, un especialista o la comunidad local lo asesinan ritualmente.

En la mayor parte de los casos se trata de recién nacidos, a menudo con alguna malformación o alguna peculiaridad en su parto.

Desde 2012, doce comunidades locales de inspiración franciscana cooperan a través de la ONG Franciscains Benin para combatir esta cultura del infanticidio. En 2015 las leyes del país recogieron como crimen el infanticidio ritual, pero en distintas etnias sigue dándose y en crecimiento.

Representantes de distintas comunidades franciscanas colaboran en Franciscains Benin ONG

“El fenómeno de los niños considerados ‘brujos’- explica el director de la ONG, el padre capuchino Auguste Agounkpé - se propaga actualmente en ciertos grupos étnicos en los distritos de Atacora, Alibori, Borgou y Donga”.

En ciertas zonas, 1 de cada 10 bebés es acusado de brujo

Una investigación realizada en 2018 por esta misma ONG en colaboración con la Embajada de Francia estableció que en once municipios del norte del país, aproximadamente 1 de cada 10 recién nacidos es acusado de "brujo" o "maldito", y de los acusados, 9 de cada 10 son finalmente asesinados.

Las asociaciones franciscanas educan a la población local (que muchas veces ni es cristiana ni tiene alfabetización alguna). Muchas veces el clan o la familia del "bebé brujo" aceptan no matarlo pero se niegan a quedarse con el bebé. “Los recién nacidos que conseguimos salvar son recibidos por familias cristianas en Benín o adoptados a distancia en el extranjero”, explica el padre Agounkpé.

Fundada en abril de 2012 en Cotonú por los misioneros franciscanos en el país, la ONG coordinada por el padre Agounkpé también tiene entre sus objetivos “la asistencia a niños en situaciones difíciles, la promoción escolar sistemática para niños, acceso a la atención para los indigentes y la implementación de las recomendaciones de la ONU sobre los derechos del niño y los derechos a la educación y la información”.

Aproximadamente un 25% de la población del país es católica, otro 25% es protestante de distintos tipos, los musulmanes son un 22% y un 18% practican variantes de la religión vudú al estilo del país. El paganismo vudú es dominante en el norte rural, mientras que el cristianismo se concentra en el sur y en al capital y sus alrededores.

Documental en francés sobre los niños acusados de "brujos" o "embrujados" en Benín