"Estamos muy felices por la liberación de las monjas y de 3 huérfanas", porque representa "finalmente una bella noticia" en un cuadro de guerra, violencias y divisiones.

Es lo que afirma a AsiaNews el Patriarca de la Iglesia católica caldea Louis Sako I, comentando la noticia de la liberación de sor Atur, sor Miskinta y de tres jóvenes que desde el 28 de junio estaban en manos de los secuestradores.

Los secuestradores están ligados al ISIL, formación yihadista suní del entorno de Al-Qaeda que ahora forma parte de la llamada "Milicia del Califato Islámico" que controla parte de Irak y Siria.
 
Las dos monjas caldeas, pertenecientes a la Congregación de la Hijas de María Inmaculada, regían junto a sus co-hermanas una casa-familia para niños abandonados y huérfanos de Mosul, cerca del arzobispado caldeo.

Entrevistado porAsiaNews, el Patriarca dice que está "contento" por la "bella noticia", y que se hicieron contactos con personas de la ciudad", que "han contribuido a la liberación".

Las monjas, agrega Mar Sako "estuvieron retenidas" en una casa de Mosul, pero han sido tratadas muy bien y estaban todas juntas. Las monjas temían por la incolumidad de las jóvenes, pero no hubo ningún problema"

El Patriarca caldeo cuenta que las monjas "pasaron los 17 días de prisión, rezando para ser liberadas y por la paz en Irak".

Según Mar Sako no fue pagada ninguna suma de dinero a cambio de que las dejaran en libertad.

Eso sí, los islamistas "se han quedado con su automóvil una camioneta nueva".

"Las religiosas están aliviadas y felices-concluyó el arzobispo católico caldeo- y han tomado sus efectos personales y ahora volvieron a Dohuk", en el Kurdistán iraquí, donde han encontrado refugio después de abandonar el convento.

En los días pasados, también el arzobispo caldeo de la ciudad, Emil Shimoun Nona, había hecho un pedido para su liberación, el cual había deseado también una máxima prudencia y atención sobre la cuestión para salvaguardar la vida de los rehenes.

Mosul fue la primera ciudad en caer bajo la ofensiva de los milicianos islamistas: huyeron al menos 500 mil personas, cristianos y musulmanes, originando una grave crisis humanitaria, económica y política. 


La noticia de la liberación de las monjas no cambia el clima de guerra, divisiones y violencias que caracterizan al País; en el Parlamento se trata una difícil mediación entre los varios frentes pero las instigaciones autonomistas- en particular en el Kurdistán iraquí- se hacen cada vez más fuertes.

Fuentes de las Naciones Unidas refieren que en el solo mes de junio, al menos 2417 iraquíes, entre los cuales 1513 civiles fueron asesinados "en hechos de violencia y terrorismo".

Más de 1 millón de personas han abandonado sus propias casas a causa de los combates entre milicias islamistas y el ejército.

Se trata del punto más alto de la crisis a partir de diciembre de 2011, cuando las tropas estadounidenses abandonaron el país. En el conteo general no hay muertos en la provincia de Anbar, en manos de los milicianos suníes.