Vietnam es un país comunista. Las autoridades acosan a muchas comunidades cristianas en diversas regiones, sobre todo en las montañas, por razones ideológicas o simplemente por corruptelas económicas, o por desprecio a ciertas etnias. 

Pero en la capital, Ho Chi Minh, las cosas son algo distintas. Desde hace unos años las autoridades comunistas "dejan hacer", y así, el cardenal Pham Minh Mân, que ha llegado a Roma en la tarde del jueves, el último de los 115 hombres que eligirán al nuevo Pontífice, ha podido pastorear una iglesia en crecimiento, que no deja de mirar la fe de sus mártires recientes.


El cardenal Pham fue nombrado arzobispo en 1998, con 64 años; creado cardenal en 2003, participó como elector en el Cónclave de 2005 que eligió a Benedicto XVI. A sus 79 años, con 15 años como cabeza de la Iglesia en Vietnam, Pham puede estar satisfecho de haber visto crecer su rebaño en la relativa tolerancia de la capital.


En lo que va de siglo XXI, ha puesto en marcha una docena de parroquias nuevas, superando las 200. Los fieles de la diócesis han pasado de 520.000 a 680.000 o más: son uno de cada diez habitantes de la diócesis. Los sacerdotes diocesanos, de 240 a más de 320. Los sacerdotes religiosos, de 170 a más de 330. Los religiosos y religiosas, de 2.600 a más de 5.400.

Antes de 2007, el arzobispo tenía que pedir permiso al Gobierno para aceptar nuevos seminaristas, y le permitían apenas unos 20 cada dos años; cuando le dieron libertad, el seminario se llenó de jóvenes que esperaban.


Según datos que dio el cardenal en una entrevista en 2009 al National Catholic Reporter, en una sociedad comunista donde se espera que todo lo controle el partido, la "mano blanda" en la capital ha permitido que los católicos cuenten con más de 5.000 catequistas, 900 coros musicales y más de 25 asociaciones de apostolado laical. Los cursos de formación pastoral tienen 6.000 alumnos cada año.

El cardenal Pham no se ha dado prisa en llegar al Cónclave, ha sido el último en presentarse, pero sí se da prisa en multiplicar los frutos en su diócesis. Puede hablar de evangelización en Asia, en condiciones complicadas, con autoridad.