Que la presencia y actuación del demonio se ha incrementado en los últimos años ya es un hecho constatado, y sólo divergen las respuestas pastorales ante esta realidad.


La del auxiliar de Sidney, Julian Porteous, de 63 años, ha sido neta en cuanto ha tomado conciencia de la magnitud del fenómeno. Y no ha sido hace mucho: "Me he implicado en esto en los últimos años. Me he encontrado con un gran número de personas que querían hablar conmigo porque estaban siendo afectadas por una u otra forma de mal espiritual".

No era el único problema: "Lo que más me llamaba la atención es que numerosas personas me decían que cuando acudían a su parroquia, el sacerdote tampoco sabía realmente qué hacer, qué aconsejar o cómo ayudarlas. ´Eso ya no lo hacemos [en referencia a los exorcismos], ya no forma parte de la Iglesia´, les llegaban a decir algunos".

Pero monseñor Porteous comprende la inquietud de los fieles: "La gente vuelve a la Iglesia porque sienten que es el lugar donde pueden conseguir ayuda, porque a lo que se están enfrentado es de naturaleza espiritual".

El obispo auxiliar de Sidney decidió involucrarse en estos casos mediante la publicación de dos libritos destinados principalmente a su clero y que presentó la semana pasada en la catedral de Santa María de la ciudad australiana, ante un auditorio que incluía, entre otros, a veinte sacerdotes diocesanos. Se trata de un Manual de Exorcismos Menores y de un directorio de consejos para personas que padecen males espirituales.

Se trata, sobre todo, de interpretar esos males y de aclarar si hay en ellos algún elemento demoniaco, afirmó el prelado en el acto, según recoge el semanario católico australiano The Catholic Weekly. Porteous ha consultado a psiquiatras y psicólogos para su redacción.

No se trata, pues, de meras elucubraciones. Se trata más bien de la iniciativa de un pastor ante sus ovejas, a causa de la falta de comprensión pastoral de estos temas de las que -confesó- ha sido testigo personalmente.


Presentó los libros el sacerdote jesuita Greg Jordan, quien se sinceró ante el público: "Hace treinta o cuarenta años la reacción ante estos libros habría sido de extrañeza. ´¿Para qué los necesitamos?´, habríamos dicho". Pero ahora la necesidad es "tan grande" que considera ambas obras "de valor incalculable".

¿Por qué?, continuó el padre Jordan: "Porque la mayor parte de la gente ignora todo sobre el demonio y su influencia y la respuesta de la Iglesia a ella. Y quien está bien instruido... está bien armado".