Gloria Sedes es madrileña y una de las "hermanas blancas", es decir, de las Misioneras de Nuestra Señora de África. Lleva muchos años en Chad, país más que pobre, donde ha visto guerras fratricidas y conflictos de todo tipo.

Allí, hace un poco de todo, como tantos misioneros en África: terapeuta, catequista, carpintera, electricista, albañil, administradora…

Cuenta a OMPress que su misión está en Deli, a unos 450 kilómetros al sur de la capital N’Djamena, una localidad de unos 4.000 habitantes. Aunque la parroquia se extiende por más de 70 kilómetros cuadrados y cuenta con otras sesenta aldeas. Es en el centro de salud que lleva en Deli, donde pasa una gran parte de su tiempo.

Paludismo, hepatitis...

Hay mucho paludismo y mucha hepatitis. Para estas enfermedades, asegura, los tratamientos con plantas son muy eficaces. De hecho, Gloria calcula que el 80% de la población está afectada. Ella trata la hepatitis, por ejemplo, con artemisia, con dos especies traídas de fuera. Una de Sudáfrica que es la más fuerte y mejor enraíza en el Tchad – cuenta que las reproduce por esquejes – y otra, de origen chino, que es más eficaz contra la enfermedad pero más delicada y necesitada de agua, que escasea en el país.

En su consultorio y como terapeuta itinerante atiende de manera regular a 190 enfermos seropositivos sigue el protocolo nacional con retrovirales y sulfamidas. Sin embargo, para tratar el resto de las propensiones que aquejan a estos enfermos, usa el tratamiento natural, que es más suave, y evita darle más antibióticos y químicos. Intenta equilibrar, dice ella, los efectos secundarios de los retrovirales en el hígado, en el riñón…

Formar parteras y acompañar enfermos de sida

Ha luchado contra el tétanos y la mortalidad infantil, formó a parteras y enfermeras, e involucra a los católicos de la parroquia en su batalla por estar cerca de los más pobres y olvidados, que suelen tener sida. Con ella trabajan un grupito de veinte personas que intentan llegar a todos los enfermos.

Si su enfermedad es el sida, intentan “pescarlos” para que se traten, para que no se abandonen, para rezar con ellos y que no se sientan solos. Forman a los jóvenes para que detecten las señales de la enfermedad y sepan qué hacer, y tengan esperanza. La esperanza del cariño de Gloria y sus hermanas y hermanos de la parroquia.

Porque como Gloria ha visto en todos estos años en África, tras ver la lucha de tantas personas por salir adelante: ¡la vida es más fuerte que la muerte!

Más sobre misioneros españoles en el Chad (aunque no aparece Gloria) en este interesante reportaje de Misioneros por el Mundo