La religiosa comboniana, Conchita López, como es conocida, lleva casi cincuenta años como misionera en Sudán y Sudán del Sur y como reconocimiento a una impagable y valiente labor ha sido distinguida en la Embajada de España en Sudán con la Cruz de la Real Orden de Isabel la Católica.

Natural de la localidad toledana de Carmena esta misionera lleva unida a Sudán y a Sudán del Sur, desde 1975. Y allí ha estado en los más de 20 años de guerra, también en los momentos más duros y peligrosos del conflicto. Permaneció a pesar del miedo con gran valentía. Según reconocía, la fuerza la encontró en las palabras del Señor “Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”.

Tal y como recoge ahora Obras Misionales Pontificias, Conchita reconocía durante su última visita a España que “ha sido una alegría poder trabajar todo este tiempo con los más pobres, porque verdaderamente en ellos se encuentra profundamente el Señor”.  Y a Dios le pedía “que me siga ayudando para llevar adelante su Evangelio”.

Esta comboniana también recuerda cuando en los años más duros de la guerra en Sudán, en los noventa, por diversas circunstancias, se tuvo que quedar sola en la misión de Malakal. La hermana que estaba con ella había tenido que llevar unos niños minusválidos a Jartum y no pudo regresar. Conchita en ese tiempo se prodigó para llegar a todo y a todos.

La misión comboniana en Sudán forma parte del ADN del instituto misionero, puesto que en ella murió el fundador San Daniel Comboni. Estuvieron presentes en el país hasta 1964, cuando todos los misioneros fueron expulsados del país.

En aquel momento había 104 combonianos y 154 combonianas. Cuando la guerra terminó con el pacto de Addis Abeba en 1972 volvieron de nuevo y poco a poco se reabrieron las misiones que antes se habían cerrado. Conchita es la continuadora de una historia de verdadero amor al pueblo sudanés.