Benedicto XVI eligió el 24 de mayo, conmemoración de la Virgen María, Auxilio de los Cristianos, como Jornada Mundial de Oración por la Iglesia en China. Lo estableció en 2007 en su carta a los católicos de este país. Oraciones que este año parecen más necesarias de lo habitual. La principal fuente de conflictos es la Iglesia Patriótica, controlada por el Estado, que continúa nombrando obispos sin la autorización del Papa.

El presidente emérito de la Asociación Patriótica, Antonio Liu Bainian, ha asegurado que se ordenarán otros diez obispos más sin el permiso del Papa y advirtió al Vaticano que no debe entrometerse en los asuntos internos de la Iglesia en China.

El pasado mes de diciembre 40 obispos, sacerdotes y laicos fieles al Papa fueron forzados a participar en la Asamblea de Representantes Católicos, una institución controlada por el gobierno comunista, para elegir a los representantes del Consejo de Obispos y de la Asociación Patriótica. Su presencia allí confundió a muchos porque los consideraban fieles al Papa.

Un panorama desolador de controles, prohibiciones y arrestos donde las amenazas a obispos, sacerdotes y a sus familias están a la orden del día. China cuenta con una población de 1.340 millones de personas. Los cristianos representan el 8,6%, unos 115 millones de personas. Los católicos son apenas el 0,6% de la población, entre 8 y 12 millones, divididos entre pertenecientes a la Iglesia oficial y pertenecientes a la clandestina, fieles a Roma y por eso perseguidos.