La Policía indonesia desactivó hoy una bomba de gran potencia colocada cerca de una iglesia católica de Yakarta, tras detener a seis personas por supuesta relación con la serie de paquetes explosivos enviados a personajes del sector liberal musulmán, indicaron fuentes oficiales.

El artefacto explosivo de 150 kilos fue localizado al lado de un conducto de gas próximo a la iglesia de Serpong, a las afueras de la capital indonesia, dijo a la prensa el jefe de la Policía Nacional, general Timur Pradopo, tras mantener una reunión el presidente del país, Susilo Bambang Yudhoyono, en el Palacio Presidencial.

Pradopo explicó que los cuerpos de seguridad estaban investigando si las personas detenidas en las últimas horas están relacionadas con la colocación de este artefacto preparado para hacer explosión.

"Es necesario una investigación antes de hacer conclusiones", señaló el jefe de la Policía, a quien acompañaba el director de la Agencia Nacional Antiterrorista, Asyaad Mbai.

Antes, el portavoz de la Policía Anton Bachrul Alam, señaló que las detenciones de los seis sospechosos, todos ellos hombres, se produjeron en el transcurso de las redadas realizadas de madrugada en dos viviendas ubicadas en el distrito este de Yakarta.

El portavoz no facilitó la identidad de los detenidos y precisó que se investigaba si estos mantienen vínculos con grupos extremistas.

Con estas seis detenciones se eleva a 19 el número de personas que se encuentran bajo custodia policial como sospechosas de formar parte de un grupo terrorista de nuevo sello, que las autoridades vinculan a la Yemaa Islamiya, organización considerada el brazo de Al Qaeda en el sudeste de Asia.

Durante el pasado marzo, al menos cinco indonesios, entre ellos líderes religiosos y artistas, recibieron paquetes con libros que ocultaban artefactos explosivos.

Los arrestos se practicaron después de que esta misma semana el presidente de Indonesia, Susilo Bambang Yudhoyono, advirtiera del aumento del radicalismo en áreas del país y sugiriera en el mismo discurso, que de no haberse producido un relajamiento de la seguridad no se habría producido el atentado del pasado 15 de abril.

Ese día unas treinta personas resultaron heridas en una mezquita de la ciudad de Cirebon al hacer explosión la bomba que un suicida, llevaba adosada al torso.