La presente edición de La amarga Pasión de Cristo es la primera que se publica en castellano traducida directamente del alemán en su integridad. Yo leí, de hecho, un librillo editado durante el estreno de la película La Pasiónde Mel Gibson, creyendo que era la traducción, y ahora he visto que no es más que algunos capítulos de esta edición, con diferencias también en la traducción.
 
El cardenal Cañizares nos previene en el prólogo, comentándonos que “las visiones de este libro son revelaciones privadas que nadie está obligado a creer. No son dogma de fe y no añaden nada al depósito de la fe que custodia la Iglesia. No obstante, son una conmovedora ayuda para acercarnos a contemplar la Pasión de Cristo, esclarecen poderosamente nuestra comprensión de los hechos, y nos ponen cara a cara con nuestras responsabilidades y contradicciones. Las visiones de la beata Ana Catalina no son credo ni los evangelios, pero robustecen nuestra fe, estimulan nuestro amor y fortalecen nuestra esperanza”.
 
El relato comienza con la preparación de la Última Cena; Cristo manda a Pedro, Santiago y Juan que preparar la cena de Pascua ¿les suena? Pues a partir de ahí, Ana Catalina nos hace sentir y sufrir hasta que no podemos más. Sus explicaciones están llenas de detalles y explicadas sin eximir ni un ápice de crudeza. Ella vivía la Pasión como si estuviera presente. ¡Cuánto sufrimiento debió pasar! Y eso no es nada con lo que sufrió el Señor por mis pecados.
 
Al final del libro hay tres índices: onomástico, de topónimos y por temas, que a mí en particular me han servido.
 
La beata Ana Catalina Emmerich (17741824) fue una religiosa cuyas visiones asombraron a una época. Humilde granjera, costurera y sirvienta después, ingresó a los 28 años en el convento agustino de Agnetemberg, en Dülmen, un pueblo de Westfalia. No tardaron en aparecer en su cuerpo cinco llagas iguales a las de Jesucristo, lo que dio lugar a una dura investigación. Llegó a ser encarcelada y sometida a vigilancia día y noche con el objeto de averiguar el origen de esas heridas, que no pudo determinarse. Juan Pablo II la beatificó en 2004.
 
Clemente Brentano fue una de las cumbres del Romanticismo alemán. Tuvo noticias de la religiosa y acudió a visitarla. Residió en Dülmen seis años, sólo para redactar las visiones que Ana Catalina le iba narrando.
 
Paula Pasacal/ReL

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Título: La amarga Pasión de Cristo Voz de Papel
Autor: Ana Catalina Emmerich Criteria Club
Editorial: Voz de Papel  
Páginas: 309  
Precio 17 €