El Papa Francisco presidió este jueves la misa en la festividad de los apóstoles Santiago y Felipe, donde habló sobre la transmisión de la fe, centrándose en la importancia del testimonio pero también de la coherencia de la vida cristiana.

De este modo, el Pontífice aseguró que “transmitir la fe no es dar información sino fundar un corazón, fundar un corazón en la fe en Jesucristo. No se puede transmitir la fe mecánicamente: ‘Coge este libro, estúdialo y luego te bautizo’. No. El camino para transmitir la fe es otro: transmitir aquello que hemos recibido. Este es el desafío de un cristiano: ser fecundo en la transmisión de la fe. Y también es el desafío de la Iglesia: ser madre fecunda, dar a luz a los hijos en la fe”.


Además, insistió en que “transmitir la fe no es hacer proselitismo, es otra cosa, más grande”. Es como “buscar gente que apoye a un equipo de fútbol, a un club, a un centro cultural. Eso está bien, pero para la fe no sirve el proselitismo. Benedicto XVI lo explicó bien: ‘La Iglesia no crece por medio del proselitismo, sino por la atracción’. La fe se transmite por atracción, es decir, por medio del testimonio”.

Ese testimonio de fe, según señaló el Santo Padre, consiste en dar testimonio cada día de aquello en lo que se cree que es justo a los ojos de Dios, suscitando la curiosidad de los que están alrededor.

“El testimonio provoca curiosidad en el corazón del otro, y esa curiosidad la toma el Espíritu Santo para hacer el trabajo por dentro. La Iglesia cree por atracción, crece por atracción. Y la transmisión de la fe se da mediante el testimonio, hasta el martirio”.

“Cuando se ve esta coherencia de vida con aquello que decimos, siempre surge la curiosidad: ‘pero, ¿por qué este vive así? ¿Por qué lleva una vida de servicio a los demás?’. Y esa curiosidad es la semilla que recoge el Espíritu Santo y la lleva adelante. Y la transmisión de la fe nos hace justos, nos justifica. La fe nos justifica y en su transmisión damos justicia verdadera a los demás”, concluyó el Papa.