Este lunes el Papa Francisco presidió la Eucaristía matinal en la Casa Santa Marta donde el Papa denunció la idolatría al dinero, hablando de aquellos que sólo viven para el dinero y para tener cada vez más cosas.

En opinión del Papa, esto es una “idolatría que mata” a muchos niños. Y por ello, el Santo Padre hizo referencia al mundo actual, donde hay “tantas calamidades, tantas injusticias” por lo que pidió que se acerquen a Dios y “no adoren al dios dinero”.

Según informa Aciprensa, Francisco hizo referencia durante su homilía a aquellos que intentan “alargar la vida” con el uso del dinero entrando “en ese movimiento del consumismo desesperado”.


Por ello, agregó que “es Dios el que pone límite a este estar apegado al dinero. Cuando el hombre se convierte en esclavo del dinero. Y esta no es una fábula que Jesús se inventa: esta es la realidad. Es la realidad de hoy. Tantos hombres que viven para adorar el dinero, para hacer del dinero su propio dios”.

El Papa prosiguió su homilía hablando de “tantas personas que viven solo por esto y su vida no tiene sentido” y “no saben qué es enriquecerse de Dios”. El Papa contó algo que ocurrió en Argentina: “Un rico empresario, incluso sabiendo que estaba gravemente enfermo, compró tercamente una villa sin pensar que en poco tiempo tendría que presentarse ‘ante Dios’”.

En este momento existen estas personas, gente que posee “tantísimo” frente a “niños hambrientos que no tienen medicinas, que no tienen educación, que están abandonados”. Es “una idolatría que asesina”, que hace “sacrificios humanos”.


“Esta idolatría hace morir de hambre a mucha gente. Pensemos solamente en un caso: 200.000 niños rohinyá (grupo étnico musulmán que sufre persecución en Bangladesh) en los campos de prófugos. Allí hay 800 mil personas. 200 mil son niños. No es una cosa que el Señor decía en aquellos tiempos: no, es hoy”.

“Nuestra oración debe ser fuerte: Señor, por favor, toca el corazón de estas personas que adoran a dios, al dios dinero. Toca también mi corazón para que yo no caiga en eso, que yo sepa ver”. Otra “consecuencia” es la guerra. “Todos nosotros sabemos qué ocurre cuando hay en juego una herencia: las familias se dividen y terminan odiándose, una a la otra”.

“Enriquecerse de Dios es el único camino. La riqueza, pero en Dios. Y no es un desprecio por el dinero, no. Es el de la codicia, como dice Él: la codicia. Vivir apegado al dinero”, concluyó.