"La hipocresía no es el lenguaje de Jesús. La hipocresía no es el lenguaje de los cristianos”, ha insistido el Papa Francisco en su homilía matinal este martes en la Casa Santa Marta.

“Un cristiano no puede ser hipócrita, y un hipócrita no puede ser cristiano”, advirtió el Pontífice. “Esto es así de claro. Este es el adjetivo que Jesús usa con esa gente: hipócrita. Veamos cómo proceden. El hipócrita siempre es un adulador, en tono mayor o en tono menor, pero es un adulador”.

Así, puso como ejemplo cuando los doctores de la Ley quieren poner a prueba a Jesús y comienzan adulándolo para, a continuación, hacerle una pregunta para que caiga en una trama: “¿Es justo pagar al César?”.


“El hipócrita tiene esa doble cara –señaló–. Pero Jesús, conociendo su hipocresía, dice claramente: ‘¿Por qué me queréis poner a prueba? Dadme un denario, quiero verlo’. A los hipócritas, Jesús siempre les responde con la realidad. La realidad es esta, que es lo contrario a la hipocresía o a la ideología. Y el Señor, con sabiduría, les muestra la realidad: ‘Dad al César lo que es del César –porque la realidad es que el denario tenía grabado el rostro del César– y a Dios lo que es de Dios”.

El Pontífice continuó explicando los elementos que caracterizan al hipócrita. “El lenguaje de la hipocresía es el lenguaje del engaño, es el mismo lenguaje de la serpiente que engañó a Eva”. “Desgarra la personalidad y el alma de una persona. Mata la comunidad. Cuando hay un hipócrita en la comunidad, hay un peligro muy grande”, advirtió.

En contra, animó a que “vuestro lenguaje sea ‘sí, sí’, o ‘no, no’. Lo superfluo procede del maligno”. Francisco lamentó el mal que hace la hipocresía a la Iglesia y pidió a los cristianos estar alerta ante “aquellos que caen en esa actitud pecaminosa que mata”.


“El hipócrita es capaz de destruir una comunidad. Está hablando dulcemente, y al mismo tiempo está juzgando brutalmente a una persona. El hipócrita es un asesino. Su lenguaje es el mismo lenguaje del diablo que propaga esa lengua bífida en la comunidad para destruirla”.

El Santo Padre finalizó la homilía aconsejando cómo responder al hipócrita: “cuando comience con la adulación se le responde con la realidad. Que no venga con esas historias, la realidad es esta. Lo mismo cuando vienen con la ideología: la realidad es esta”.