Antes de partir para el encuentro de Asís "Sed de Paz", el Papa Francisco celebró la misa matutina en la residencia Santa Marta predicando contra las guerras y el abuso de la religión como excusa contra la violencia. 

“No existe un dios de la guerra”, insistió. "La guerra, lo inhumano de una bomba que explota dejando muertos y heridos, cortando los caminos a la ayuda humanitaria, y que no llega a niños, ancianos, enfermos, es obra del Maligno, del Diablo, que quiere matar a todos”

Pidió por eso "rezar y llorar por la paz" y que todas las religiones compartan la convicción de que “Dios es el Dios de la paz”.

“Hoy hombres y mujeres de todas las religiones iremos a Asís. No para hacer espectáculo, sino simplemente para rezar por la paz”, afirmó. 


Recordó que ha invitado “a todo el mundo” a que este martes 20 de septiembre se celebren “reuniones de oración”, invitando a “católicos, cristianos, creyentes y a todos los hombres de buena voluntad, de cualquier religión, a rezar por la paz”, puesto que “el mundo está en guerra y el mundo sufre”.

El Papa señala que en Occidente no se ve la guerra, pero sí el miedo cuando se provoca algún acto de terrorismo. “Pero esto no tiene nada que ver con lo que sucede en aquellos países, en aquellas tierras donde día y noche caen y caen”. Y “asesinan a niños, ancianos, hombres y mujeres…”. La guerra no está lejos, aseguró el Papa, “la guerra nos toca a todos” y “la guerra se inicia en el corazón”, añadió.


El Papa se apoyó en la Primera Lectura del día: "Quien cierra su oído al grito del pobre, cuando a su vez pida ayuda, no será escuchado". 

"Si nosotros cerramos los oídos al grito de la gente qeu sufre bajo las bombas, que sufre la explotación de los traficantes de armas, puede darse que cuando nos toque a nosotros no obtengamos respuesta. No podemo cerrar oídos al grito de dolor de nuestros hermanos y hermanas que sufren por la guerra", añadió.

Pidió a Dios "que se lleve todo deseo de avaricia, codicia, pelea..."

Añadió: "Más allá de las divisiones entre religiones, todos, todos, todos, somos hijos de Dios, y Dios es Dios de Paz".

También recordó a las personas en guerra que no consiguen recibir ayuda humanitaria. "Pensemos no solo en las bombas, los muertos, los heridos, sino también en la gente, niños y ancianos, a los que no puede llegar la ayuda humanitaria para comer. No pueden recibir medicinas. Están hambrientos y enfermos, porque las bombas se lo impiden. Cuando hoy oremos, será bueno que sintamos vergüenza, que nos avergoncemos de que los seres humanos, hermanos nuestros, puedan hacer esto. Hoy es día de oración y penitencia, de llanto por la paz, jornada para escuchar el grito de los pobres. Este grito que abre el corazón a la compasión, el amor y que nos libra del egoísmo".