Dios está enamorado de nosotros y somos su sueño de amor y esto no lo puede explicar ningún teólogo. Así lo ha afirmado el Santo Padres en la homilía de la misa matinal del lunes 16 de marzo en Santa Marta.

En la primera lectura, del profeta Isaías, el Señor dice que creará “cielo nuevo y tierra nueva”.

Por eso, el papa Francisco afirma que la segunda creación de Dios es aún más “maravillosa” que la primera, porque “cuando el Señor ‘rehace’ el mundo estropeado por el pecado” lo ‘rehace’ en Jesucristo. Y en este renovar todo, Dios manifiesta su gloria inmensa.

El Pontífice lo ha explicado así: “encontramos que el Señor tiene mucho entusiasmo: habla de alegría y dice una palabra: ‘gozaré de mi pueblo’. El Señor piensa en eso que hará, piensa que Él, Él mismo estará en la alegría de su pueblo. Es como si fuera un sueño del Señor: el Señor sueña. Tiene sus sueños. Sus sueños sobre nosotros. ‘Ah, qué bonito será cuando nos encontremos todos juntos, cuando nos encontremos allí o cuando esa persona, esta otra... aquella otra caminará conmigo. ¡Yo disfrutaré en ese momento!”

De este modo, el Santo Padre ha dado un ejemplo que puede ayudar: como si una chica con su novio o el chico con su novia pensara ‘cuando estemos juntos, cuando nos casemos...’ Es el ‘sueño’ de Dios.

Además, ha querido recordar en la homilía que “Dios piensa en cada uno de nosotros” y “piensa bien, nos quiere, ‘sueña’ con nosotros. Sueña con la alegría con la que gozará con nosotros. Por esto el Señor quiere ‘re-crearnos’ hacer nuevo nuestro corazón, ‘re-crear’ nuestro corazón para hacer triunfar la alegría”.

“¿Lo habéis pensado?”, se pregunta Francisco, y responde: ‘¡El Señor sueña conmigo! ¡Estoy en la mente, en el corazón del Señor! ¡El Señor es capaz de cambiar mi vida!” Y hace muchos planes, explica Francisco. “Fabricaremos casas, plantaremos viñas, comeremos juntos”... estas son ilusiones que hace solamente un enamorado. Y aquí el Señor se muestra enamorado de su pueblo, ha proseguido el Papa.

Al respecto, el Santo Padre ha indicado que cuando el Señor dice a su pueblo: “yo te he elegido no porque seas el más fuerte, más grande, más poderoso. Sino que te he elegido porque eres el más pequeño de todos. También puede decir: el más miserable de todos. Yo te he elegido así”. Y esto --ha observado el Papa-- es amor.

El Papa ha insistido en que “Dios está enamorado de nosotros” al comentar el pasaje del Evangelio sobre la sanación del hijo del funcionario real. “Creo que no haya ningún teólogo que pueda explicar esto: no se puede explicar. Sobre esto solo se puede pensar, escuchar y llorar. De alegría. El Señor nos puede cambiar”.

¿Y qué debemos hacer?, se ha preguntado el Papa. La respuesta: Creer. “Creer que el Señor puede cambiarme, que el Señor es poderoso: como ha hecho con ese hombre que tenía el hijo enfermo, en el Evangelio”. Así, Francisco ha explicado que ese hombre creyó en la palabra que Jesús le había dado y se puso en camino”. Creyó que Jesús tenía el poder de cambiar a su hijo, la salud del niño. Y venció.

Finalmente, el Pontífice ha recordado que “la fe es dar espacio a este amor de Dios, es hacer espacio al poder, al poder de Dios pero no al poder de uno que es poderoso, al poder de uno que me ama, que está enamorado de mí y que quiere la alegría conmigo. Esto es la fe. Esto es creer: es hacer espacio al Señor para que venga y me cambie”.