En Rusia, el régimen de Putin castiga severamente a quien llame "guerra" o "invasión" a lo que sucede en Ucrania. Las iglesias allí (ortodoxas, católicas o protestantes) tienen que medir mucho sus palabras y la web del Patriarcado de Moscú se limita a expresiones como "la situación en Ucrania".

Pero en las parroquias de la Iglesia Ortodoxa Rusa repartidas por Europa, la situación es distinta. En muchas de estas parroquias, los feligreses rusos son sólo un porcentaje, acompañados de ucranianos, moldavos, georgianos, familias mixtas de todo tipo y algunos nativos.

Rusos y ucranianos en España, Francia o Italia comparten parroquias (ortodoxas), tiendas de productos típicos y a veces actividades culturales y festividades. Muchos fieles llevan muchos años fuera de Rusia y su desconcierto por esta guerra entre hermanos es grande.

En algunos casos en Europa, parroquias que dependían de Moscú han empezado el proceso de ponerse bajo la jurisdicción de Constantinopla. Al inicio de la guerra, clérigos ortodoxos rusos de varios países lanzaron un manifiesto condenando la agresión.

Ahora, este miércoles 6 de abril, el arzobispo Néstor de la Iglesia Ortodoxa Rusa en España y Portugal y el arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, que es un buen conocedor y estudioso del cristianismo oriental, difunden una "Declaración conjunta por la Paz en Ucrania".

Apelan a «todos aquellos que tienen el poder de detener la violencia y la barbarie a que escuchen en su conciencia la voz de Dios, que rechaza el mal y la guerra, y llama a reconstruir la fraternidad universal».

Usar palabras como "catástrofe", "barbarie", "guerra" e "invasión de Rusia a Ucrania" en Rusia implica graves castigos del poder civil, pero el arzobispo ruso de la Península Ibérica sí lo hace en este texto. Lo copiamos íntegro.

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Bienaventurados los que trabajan por la paz

Declaración Conjunta por la Paz de la Iglesia ortodoxa rusa en España y Portugal y la Conferencia Episcopal Española

Nuestras Iglesias se unen ante el dolor y el sufrimiento provocado a tantos hermanos nuestros ortodoxos, católicos y personas de todas las creencias, por la invasión de Rusia a Ucrania.

Desde la segunda guerra mundial, Europa no se ha enfrentado a una catástrofe de tal magnitud, que agrava la ya difícil crisis provocada por la pandemia de Covid-19. En este contexto desolador, nuestras Iglesias quieren recordar juntas las palabras de nuestro Señor Jesucristo, el Príncipe de la Paz: «Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios» (Mt 5,9).

En este tiempo de Cuaresma, en el que nos preparamos para celebrar el triunfo de la Vida sobre la muerte, invitamos a todos nuestros fieles a intensificar la oración por la paz en todo el mundo, especialmente en Ucrania, para que la luz radiante de la Pascua no quede oscurecida por las lágrimas de los que lloran a sus muertos, víctimas de la guerra.

Agradecemos los gestos de caridad hacia las víctimas de la guerra y la acogida generosa a todos los refugiados. La solidaridad con el hermano que sufre es expresión del consuelo y la misericordia del Padre celestial hacia todos sus hijos.

Apelamos a todos aquellos que tienen el poder de detener la violencia y la barbarie a que escuchen en su conciencia la voz de Dios, que rechaza el mal y la guerra, y llama a reconstruir la fraternidad universal.

Mostramos nuestro compromiso para seguir trabajando por la reconciliación entre los pueblos como auténticos pastores que desean ser instrumentos de paz y de comunión.

Madrid, 6 de abril de 2022

Mons. Néstor Sirotenko, arzobispo de Madrid y Lisboa – Patriarcado de Moscú
Mons. Francisco Javier Martínez, arzobispo de Granada – Presidente de la Subcomisión Episcopal para Relaciones Interconfesionales y Diálogo Interreligioso.

Vídeo de 2019, el arzobispo Néstor en la nueva parroquia ortodoxa rusa de Altea (Alicante), cuyo párroco es ucraniano (5 min).

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Dos docenas de comunidades en España, otra en Portugal

Antes de 2018, los ortodoxos del Patriarcado de Moscú en España dependían de una diócesis con sede en París. En 2018 se creó la diócesis de España y Portugal, que tiene como arzobispo a Néstor Sirotenko. Se trata de un ruso de 47 años, formado en los 90 en Moscú y a partir del 2000 en Francia. Durante años supervisó también las comunidades ortodoxas rusas de Francia e Italia.

Su diócesis en la Península Ibérica cuenta con unas 36 comunidades, de las que un tercio están en Portugal. A menudo celebran el culto en alguna capilla prestada por obispos católicos o en pequeños locales.

Hay más feligreses en Madrid (con su catedral de cúpulas doradas), la provincia de Alicante (con un templo propio en Altea; el párroco es ucraniano), Barcelona y Canarias (un templo propio en Aldeje).

En España en 2021, según el INE, vivían 112.000 ucranianos, 80.000 rusos, unos 18.000 moldavos y unos 20.000 georgianos. En Ucrania, un 10% de la población es grecocatólica (católicos de rito bizantino, que son casi el 60% de la población en Leópolis y su provincia) pero entre los ucranianos emigrados a España hay una mayor proporción de grecocatólicos.

Los ucranianos en general son más religiosos y más practicantes que los rusos, así que en las parroquias ortodoxas rusas de la diáspora no es extraño que haya más ucranianos que rusos propiamente dichos. Con la llegada de refugiados y parientes necesitados, el número va a crecer.

Cuando el documento habla de "seguir trabajando por la reconciliación entre los pueblos como auténticos pastores" se refiere, especialmente, a la tarea de los párrocos ortodoxos en la diáspora para evitar que crezca el odio o la rabia entre sus feligreses de distintas naciones, pero este es un reto que también puede encontrarse en parroquias católicas.