Gabriele Guatteri, 60 años, fue el fotógrafo de la boda de Stefano Zanni, 50, ingeniero hidráulico. Así se conocieron y acabaron tramando amistad. Gabriele regentaba además una papelería donde tenía un pequeño espacio reservado para la venta de objetos religiosos. En 2007 las cosas no le iban muy bien y le pidió a Stefano que le ayudase a sacar esos productos por internet.

Así nació HolyArt en Mancasale (Reggio Emilia). Tardaron seis años en facturar un millón de euros, en 2017 llegaron a 4 millones, hoy son 15 millones de euros de facturación anual. Tienen un catálogo de 50.000 productos de todo tipo de precios que venden en 160 países (el portal está en siete idiomas) y los distribuyen desde un almacén de 5000 metros cuadrados que van a ampliar con otro de 9000. Gracias a una buena red logística, sus plazos de entrega tienen poco que envidiar a los de otros grandes negocios en internet.

¿Y qué venden y a quién? De todo y a clientes muy diversos, tanto personales como institucionales. En este último caso, "es un sector especial. El cliente no puede malgastar el dinero de la comunidad, suele tener necesidades específicas muy particulares, a veces desconfía del pago on line pero quiere tener disponible enseguida la mercancía...", explican a Il Resto del Carlino.

 

Se trata de imágenes religiosas, objetos litúrgicos, rosarios y medallas, productos de alimentación fabricados en monasterios, velas e inciensos, regalos para ocasiones especiales como bodas, comuniones, Navidad, etc., recuerdos de jubileos o viajes...

"Definirlos como 'productos' es correcto", explica Gabriele a Tempi, "pero siempre hay que tener en cuenta quien los adquiere tiene una motivación distinta a quien busca un automóvil o una lavadora. De forma más o menos consciente, nuestro comprador sabe que se trata de un signo cristiano y que tiene un valor que no es solo comercial. Quienes lo vendemos tenemos que respetar esto y tenerlo en cuenta".

Y en ese espíritu forman a sus trabajadores de atención al público: "Por respeto a la dimensión religiosa de nuestros artículos, queremos que nuestros clientes sepan que al otro lado del aparato hay una persona, y no solo un programa de respuesta a preguntas frecuentes. Somos custodios y testigos de una belleza que va más allá del producto en sí mismo".

La identidad católica de HolyArt se percibe también en la vida interna de la empresa: no se trabaja los domingos, las empleadas que tienen un hijo reciben un bonus de mil euros y Gabriele y Stefano han ayudado en alguna ocasión económicamente a sus trabajadores. En resumen: "Somos una empresa, pero sobre todo una gran familia".