El presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, ha usado su capacidad de veto contra la ley que decidió por 3 votos en abril (109 diputados a favor frente a 106) que cualquier mayor de 16 años puede establecer su género y sexo en el registro civil (es decir, cambiar de sexo legalmente) sin aportar ninguna justificación médica. 

Ya hay una ley en vigor en la que los mayores de 18 años pueden cambiar su sexo en el Registro Civil pero se les exige "un informe que compruebe el diagnóstico de perturbación de identidad de género, también denominada transexualidad, elaborado por un equipo clínico multidisciplinar de sexología clínica".

Ahora el Parlamento podrá rectificar la ley de autodeterminación de género o insistir en dejarla como está. Hasta ahora, cada vez que el presidente -que lleva 2 años en el cargo- ha vetado una ley, el Parlamento la ha reformulado, asumiendo sus indicaciones. El presidente en dos años ha vetado unos diez proyectos legales.

Marcelo Rebelo de Sousa argumenta su decisión en su web presidencial, aquí:
www.presidencia.pt/?idc=10&idi=147430


Pide a los legisladores que incorporen la necesidad de un informe médico previo a la decisión sobre la identidad de género antes de los 18 años de edad. 

Rebelo de Sousa dice que su oposición a la nueva ley no se basa en sus convicciones ideológicas y católicas que, dice, coinciden con el Consejo Nacional de Ética para las Ciencias de la Vida (hay en su web cnecv.pt un exigente dictamen aquí).

Según él, veta porque no ha habido un gran consenso en la cámara —tres votos de diferencia—, pero sobre todo porque considera que ese informe médico es bueno tenerlo si en el futuro la persona implicada desea realizarse la operación quirúrgica de reasignación de sexo. 

El presidente escribe que "la innovación introducida está lejos de ser consensuada tanto en la sociedad, como en los propios responsables políticos".

Si la ley siguiera adelante podría recurrirse ante el Tribunal Constitucional, que hace unas semanas tumbó varios artículos sobre la ley de reproducción asistida -que había sido vetada también por el presidente y luego rectificada por la Asamblea-, prohibiendo las donaciones genéticas anónimas.

La Asociación Portuguesa de Médicos Católicos (www.medicoscatolicos.pt) agradeció al presidente el veto. "Creemos que la participación y el apoyo de los médicos en las situaciones de disforia del género es de enorme importancia para el seguimiento y tratamiento de estos casos", señala la organización, en una nota enviada a la Agencia ECCLESIA.


En España, explica el diario El País, para cambiar de sexo en los documentos la ley estatal aún pide un informe médico o psicológico y que la persona acredite que ha sido tratado médicamente durante al menos dos años para acomodar sus características físicas al sexo reclamado. Esto molesta mucho a muchos activistas transgénero y de ideología de género.

En varias comunidades autónomas se han establecido reglamentos o normas autonómicas que eliminan esos requisitos. El País no lo detalla así, pero en esas regiones cualquier señor barbudo y peludo que se llamaba Bruno puede declarar que es legalmente mujer y pedir que le llamen Brunilda. 

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