La abadía belga de Saint-Maurice d´Agaune fue fundada en el año 515. Destaca por ser la más antigua del Occidente cristiano todavía activa. Además, este lugar situado en Valais destaca por su gran patrimonio artístico, de reliquias y tierras vinícolas. Famille Chretienne informa que desde 2019 Saint-Maurice ha recuperado uno de sus grandes tesoros perdidos hace 800 años: la cerveza.

Tradición, sabor y 800 años de historia

Los archivos de Saint-Maurice revelan que desde el año 1244 la cervecería de la abadía se convirtió en una bodega para quedar definitivamente en desuso. Desde entonces, la producción de cerveza artesana cayó en el olvido, hasta que la economista Céline Darbellay se propuso resucitarla por encargo de los monjes.

Con el objetivo de “mejorar la abadía a través de su historia”, Saint-Maurice ha escogido cuidadosamente tres ingredientes para cada una de sus cervezas: tradición, sabor artesanal y mil años de historia en cada trago.

Las cervezas de Saint-Maurice quieren enseñar la historia de la abadía más antigua de Occidente (Famille Chretienne).

Febris

Febris es la primera de las cervezas producidas en Saint-Maurice. De color ámbar, con sabores de avellana y malta tostada, no son pocos los guiños por los que “encaja perfectamente con la historia”. Desde el incendio de la abadía en 1693 grabado en la etiqueta hasta la graduación de 5,15 grados “en alusión a la fecha de la fundación del monasterio”, son solo algunos ejemplos.

Candice

La segunda de sus cervezas tiene la particularidad de haber sido elaborada con una receta de levadura encontrada en un pergamino de 1319. Un minucioso trabajo de archivo primero y de laboratorio después tuvieron como resultado a Candice. Una cerveza blanca “que alude a la pureza, modestiae inocencia” con “un sabor particular, que combina toques florales con el aroma a limón”, según Darbellay.

DXV

La tercera de las cervezas de Saint-Maurice apuesta por potenciar la elaboración con una fermentación. “Esta cerveza de 8,5 grados requiere tiempo para beberla”, explica Celine.  Similar en los detalles a Febris, su nombre alude en números romanos a su fundación en el año 515.

Celine Darbellay quiere potenciar el patrimonio y los ingresos de Saint-Maurice con su nueva cervecería (Famille Chretienne).

Contribuir a la sostenibilidad con 700.000 botellas

Antes del verano verá la luz una nueva cerveza en la abadía. Concretamente, una IPA, para “celebrar los nuevos tiempos después del Covid”.

Con el objetivo de alcanzar las 700.000 botellas vendidas, Celine Darbellay explica que los ingresos obtenidos “permitirán invertir en patrimonio y revitalizar el yacimiento arqueológico de la abadía. Hay un hermoso patrimonio que mantener, y la cervecería debe contribuir a su sostenimiento". Por el momento, las cervezas de Saint-Maurice se pueden adquirir por internet, además de tiendas y restaurantes de la región.

Una relación histórica

La cerveza y la Iglesia Católica tienen una relación tan antigua como estrecha y la cerveza que conocemos hoy en día es tal gracias a los monjes e incluso santos católicos, que hicieron de ella un líquido que incluso llegó a salvar de la muerte a decenas de miles de personas en la edad media.

Desde entonces, la cerveza y la Iglesia han ido juntas de la mano y todavía hoy algunas de las mejores cervezas del mundo siguen siendo realizadas por monjes, con cuyos beneficios se mantienen y realizan importantes obras de caridad.