En la festividad de la Exaltación de la Santa Cruz que la Iglesia celebró este pasado sábado, en Polonia cientos de miles de personas salieron a la calle en más de 800 puntos para mostrar la fidelidad del pueblo polaco a la Cruz de Cristo y para colocarse bajo su amparo. Tal y como ocurrió con el Rosario en las fronteras que se organizó igualmente en este mismo país, la convocatoria fue un éxito total, dejando imágenes impresionantes.

“Cuando, en nuestros días, tantas personas le dan la espalda a Cristo, cuando la vida eterna de tantas personas está en peligro, cuando nuestros ojos buscan cada vez más las cosas terrenales, queremos levantar la cabeza y mirar a Jesús, que muere por nosotros en la Cruz”, afirmaba Maciej Bodasiński, portavoz de Polonia bajo la Cruz.

De hecho, tan sólo en el aeropuerto de Wloclawek-Kruszyn, situado en el centro de Polonia, acudieron más de 60.000 fieles convocados por la propia diócesis. En el resto de lugares se reunieron grupos también de miles y cientos de personas.

Según los organizadores, con el evento de Polonia bajo la cruz pretendían cumplir la voluntad espiritual de San Juan Pablo II, que en 1997 pidió a los polacos la defensa de la cruz desde “las montañas Tatra (en el sur) hasta el Mar Báltico (en el norte)”.

Este evento es en la práctica la continuación espiritual de eventos anteriores como el “Gran Día de la Penitencia" en el Santuario de Jasna Gora en Czestochowa y el "Rosario en las fronteras", que inspiró a los fieles en otros países del mundo como en Irlanda, las Islas Británicas, Australia, Italia y muchos otros.

El Arzobispo Marek Jędraszewski, arzobispo de Cracovia y vicepresidente de la Conferencia Episcopal de Polonia, explicó que "hoy, cuando tantas fuerzas del mal espiritual golpean a la Iglesia y a los fieles, guiémonos por la Virgen bajo la Cruz de Cristo".

Por su parte, Lech Dokowicz, de la Fundación Sólo Dios Basta, co-organizadora del evento, añadió que “hay un movimiento claro en los corazones de los obispos y los católicos laicos en toda Polonia”

“La historia de nuestro país muestra claramente que cuando la nación polaca permanece fiel a Dios, el Evangelio y la Santa Cruz, vive y prospera. Queremos reconstruir nuestro vínculo con Dios. Queremos organizar una lucha por nuestra fe y por la santidad. Queremos rezarle a Dios para que el Espíritu Santo venga sobre nosotros, pueblo polaco, para que podamos recuperar el poder de luchar contra el pecado”.