Este domingo se celebró en la catedral de Rouen una misa por el sacerdote Jacques Hamel degollado el martes por islamistas en su iglesia de Saint-Etienne-du-Rouvray. Al funeral asistieron cerca de dos mil personas, entre ellas más de un centenar de musulmanes, que quisieron testimoniar así su rechazo al crimen.

El acto resultó muy emotivo, con el templo a rebosar y numerosos abrazos entre los presentes. Varios miembros de una agrupación musulmana mostraron un cartel con la leyenda Amor para todos, odio para nadie.



Durante su homilía, el arzobispo de Rouen, Dominique Lebrun, agradeció estos gestos: "Os doy las gracias en nombre de todos los cristianos. Esta mañana acogemos muy particularmente a nuestros amigos musulmanes, que han querido visitarnos. Afirmáis así vuestro rechazo a las muertes y violencias en nombre de Dios. Tal como hemos escuchado de vuestros labios, que sabemos sinceros, eso no es el islam".

El consejo francés para el culto musulmán había pedido a los imanes, responsables de mezquitas y fieles que acudiesen a las misas celebradas en toda Francia por el padre Hamel para mostrar su "solidaridad" y "compasión".