El Papa mantuvo este martes por la tarde en Eslovaquia un encuentro con la comunidad gitana del l barrio de Lunik IX, en Kosice, al este del país.

Los gitanos son algo más de 100.000 en este país según el censo de 2011, aunque varios estudios consideran que pueden ser más bien hasta medio millón de personas. La mayoría se concentran en el este y sureste del país. Un sondeo del 2019 de Pew Research detectó que 3 de cada 4 eslovacos tienen mala opinión de los gitanos.

Alexander Mušinka, un experto en la sociología de los gitanos eslovacos, señala en una entrevista en New Eastern Europe que "hay que admitir sin titubeo que los gitanos son muy religiosos. La denominación concreta es un asunto secundario, porque los gitanos se bautizan según el ritual que predomine en la zona. Por eso en Eslovaquia hay gitanos católicos latinos, greco-católicos, ortodoxos y pentecostales, un grupo que está creciendo. Hablando en general, a los gitanos les atraen las iniciativas visibles, activas, expresivas que les permiten ser parte activa de una comunidad".

"Sois bienvenidos, como en casa", proclama el Papa

En este contexto, el Papa Francisco empezó su discurso declarando: “Nadie en la Iglesia debe sentirse fuera de lugar o dejado de lado”. Puesto que Dios ve a los hombres como hijos, todos los cristianos deben verse unos a otros como hermanos, apuntó.

“Ustedes son bienvenidos, siéntanse siempre en casa en la Iglesia y nunca tengan miedo de estar aquí", dijo el Papa a los gitanos. "¡Que ninguno los deje, a ustedes o a cualquier otra persona, fuera de la Iglesia!”.

“No es fácil ir más allá de los prejuicios, incluso entre los cristianos", admitió el Papa. No es sencillo valorar a los otros, a menudo se los ve como obstáculos o adversarios y se expresan juicios sin conocer sus rostros y sus historias”, continuó.

No juzgar de oídas, con prejuicios

Después el Papa pasó a hablar de las tentaciones de juzgar desde el prejuicio, de oídas, sin elementos suficientes. El Papa citó Mateo 7,1 ("no juzguéis"), aunque no lo amplió con Juan 7,24 ("No juzguéis por la apariencia, sino juzgad con juicio justo"), si bien recogió esas ideas.

“El Evangelio no debe ser endulzado, no debe ser diluido. No juzguen, nos dice Cristo. Cuántas veces, en cambio, no sólo hablamos sin tener elementos o de oídas, sino que nos consideramos en lo correcto cuando somos jueces implacables de los demás. Indulgentes con nosotros mismos, inflexibles con los otros. ¡Cuántas veces los juicios son en realidad prejuicios, cuántas veces adjetivamos! La belleza de los hijos de Dios, que son nuestros hermanos, se desfigura con palabras. No se puede reducir la realidad del otro a los propios modelos prefabricados, no se puede encasillar a las personas. Ante todo, para conocerlas verdaderamente, es necesario reconocerlas. Reconocer que cada uno lleva en sí la belleza imborrable de hijo de Dios, en la que se refleja el Creador”.

“Demasiadas veces ustedes han sido objeto de preconceptos y de juicios despiadados, de estereotipos discriminatorios, de palabras y gestos difamatorios. De esta manera todos nos hemos vuelto más pobres, pobres de humanidad. Lo que necesitamos es recuperar dignidad y pasar de los prejuicios al diálogo, de las cerrazones a la integración”, dijo.

“Juicios y prejuicios sólo aumentan las distancias. Conflictos y palabras fuertes no ayudan. Marginar a las personas no resuelve nada. Cuando se alimenta la cerrazón, antes o después estalla la rabia. El camino para una convivencia pacífica es la integración”, aseguró el Santo Padre.

Fuera del discurso oficial, el Papa agradeció el trabajo de los salesianos de la zona en su trabajo de integración que, “además de que comporta no poco esfuerzo, a veces recibe incomprensión e ingratitud, incluso dentro de la Iglesia”. A su anfitrión el Kosice, el padre Peter, le agradeció “por habernos hablado de los centros pastorales, donde no hacen asistencialismo social, sino acompañamiento personal”.

“Gracias por todo el trabajo con quienes están en los márgenes. Pienso también en los refugiados y en los detenidos”, añadió el Papa.

“No tengan miedo de salir al encuentro de quien está marginado. Se darán cuenta de que salen al encuentro de Jesús. Él los espera allí donde hay fragilidad, no comodidad; donde hay servicio, no poder; donde es posible encarnarse, no buscar sentirse satisfechos. Allí está Él”, añadió el Pontífice.

Finalmente, Francisco invitó a los presentes “a ir más allá de los miedos, más allá de las heridas del pasado”, en el trabajo honesto, “en la dignidad de ganarse el pan cotidiano”, y en la oración los unos por los otros, “porque esto es lo que nos orienta y nos da fuerza”.

Vídeo completo del encuentro del Papa con la comunidad gitana

El discurso completo a la comunidad gitana de Kosice se puede leer aquí em Vatican.va