La Iglesia católica de Bélgica dejará de celebrar funerales completos en crematorios a partir de 2015 con el objetivo de que esos actos litúrgicos vuelvan a las iglesias, según informaban el lunes 7 de octubre los periódicos del grupo Sudpresse.

La medida ha sido impulsada por el presidente de la Conferencia Episcopal belga, el arzobispo André-Joseph Léonard, y cuenta con el respaldo de todo el episcopado, según un portavoz eclesiástico.

El objetivo de esta iniciativa es que los creyentes vuelvan a los templos y las parroquias para la celebración de los funerales, según Léonard, que ha escrito a todos los sacerdotes del país al respecto.

Pese a la decisión, los curas podrán seguir acudiendo a los crematorios para pronunciar breves plegarias, pero sin llevar a cabo oficios completos, lo que ahora ocurre en cuatro de cada diez cremaciones.

El número de incineraciones en Bélgica no ha dejado de aumentar en los últimos años, alcanzando las 55.741 durante 2012, según los medios nacionales.


La Iglesia Católica no se opone a la incineración de los cuerpos de los difuntos, siempre que las cenizas se traten con un respeto que apunte a la fe en la resurrección.

Así, la Iglesia pide que las urnas con las cenizas se entierren o se guarden en un cementerio, un lugar especial dedicado a los difuntos que se pueda visitar en días especiales, etc...

La Iglesia no permite que se esparzan las cenizas al viento o en el agua y que se pierda el rastro de los restos mortales, ni que se coloquen las cenizas en lugares o envases indecorosos (jarrones en el comedor, cajas de zapatos, almacenados en el garaje, etc...)