La vulnerabilidad de las Iglesias ortodoxas a los vaivenes de las políticas nacionales y a los choques entre Iglesias nacionales está mostrando nuevos perfiles en este agitado siglo XXI... a la vez que arrastra consecuencias aún hoy de la Primera Guerra Mundial.

Un ejemplo retorcido lo vemos con las iglesias ortodoxas rusas de Francia y otros países occidentales, que hace un siglo cortaron lazos con Moscú tras la Revolución bolchevique, han estado durante las últimas décadas (aunque con vaivenes) bajo la protección de Constantinopla, y ahora, con la ruptura entre Constantinopla y Moscú, están intentando tener su propia "autocefalia" reconocida por otras Iglesias ortodoxas. El "que sean uno" que pedía Cristo parece complicado.

Cien parroquias y una catedral histórica en París

Se trata de unas 100 pequeñas parroquias atendidas por unos 60 sacerdotes, sobre todo en Francia, pero también en Inglaterra, y en menor cantidad en Italia, Benelux y países escandinavos. A veces, protestantes conservadores hartos de la deriva liberal de sus iglesias, se hacen ortodoxos en estas congregaciones que llevan ya un siglo en el exilio, ya no son puramente étnicas y cada vez son más plurales en su composición nacional. Se mezclan inmigrantes recientes con nietos y bisnietos de rusos huidos de la Revolución hace un siglo.

Su líder es el arzobispo o exarca Juan de Chariopoulis (el francés Jean Rennetau), que pastorea la llamada Archidiócesis de las Iglesias Ortodoxas Rusas en Europa Occidental. Su web es exarchat.eu y su centro, desde hace un siglo, es la histórica catedral ortodoxa de San Alexander Nevsky en París, en la calle Daru.

Un ejemplo de la importancia de este templo: allí se casó el pintor Pablo Picasso en 1918 con la bailarina aristócrata ucraniana Olga Jojlova (la engañó luego con una adolescente menor de edad y tuvo muchas mujeres más, pero ninguna más por rito cristiano). Artistas como Jean Cocteau, Max Jacob y Guillaume Apollinaire fueron testigos de esa boda. Allí se celebrarían los funerales del pintor Vasily Kandinsky en 1944 o del cineasta Andrei Tarkovsky en 1987. Fue pues, durante años, un punto de referencia del exilio ruso en Occidente y de su intelectualidad.

Histórica catedral de San Alexander Nevsky en la calle Daru de París

Bartolomé de Constantinopla quiere los edificios

En diciembre de 2018, en el marco de la ruptura entre Constantinopla y Moscú (a causa de la creación de una Iglesia autocéfala en Ucrania que Constantinopla reconcoe y Moscú no), el Patriarca Bartolomé de Constantinopla decretó la disolución de este exarcado... es decir, exigió a estas cien parroquias europeas entregar sus edificios a clero griego dependiente directamente de Constantinopla.

El 23 de febrero de este año, la asamblea de sacerdotes rusos (o más bien franceses) de París votó por más del 90% ignorar la disolución decretada y tratar de mantenerse como una Iglesia prácticamente autocéfala.

La desbandada puede llegar a ser amplia. ¡Una parroquia ortodoxa en Noruega anunciaba en diciembre de 2018 que se pasaba a la eparquía Ortodoxa Serbia de Gran Bretaña y Escandinavia! Y algunas parroquias de Italia y Francia ya han preferido "pasarse a Moscú".

El Patriarcado moscovita anima a este retorno prometiendo hacerse cargo de las deudas y necesidades de las comunidades esparcidas en más de diez países de Europa occidental. ¡Es caro mantener la gran catedral de la calle Daru de París! Y, con valor histórico, también está la catedral de San Nicolás en Niza y la Iglesia del cementerio ruso de St. Genevieve de Bois.

Iglesia del cementerio ruso de Saint Genevieve de Bois

Ortodoxia rusa, sí, pero ¿depender de Moscú?

Pero los ortodoxos rusos de Francia y Gran Bretaña son bastante distintos a otras iglesias ortodoxas: sus comunidades son teológicamente herederas del Concilio de Moscú de 1917 (el único que no estuvo controlado ni por el zar ni por los soviets) y que estableció unas reformas de estructuras que en Rusia nunca se aplicaron, pero que en Occidente fueron generando un estilo propio.

Por su parte, este año Moscú ha designado a un hombre muy firme como metropolita para Europa Occidental, con un exarcado (arzobispado) propio en París. Se trata del metropolita Antonij (Sevrjuk), que fue secretario del Patriarca Kirill de Moscú, y que de 2015 a 2019 era el obispo de Moscú para Italia. "Aplica sus directivas con una actitud muy resuelta, llegando incluso a amenazar a los rusos europeos con medidas punitivas, en caso de no aceptar de buen grado unirse nuevamente con Moscú", explica la agencia AsiaNews.

Desde la calle Daru de París, el exarca Juan de Chariopoulis (Jean Rennetau) vuelve ahora a consultar a su clero para intentar salvar, como él mismo escribe, “un derecho exclusivo de nuestro mundo canónico”. Buscaría defender su autocefalia y trataría de encontrar aliados, aunque pocas iglesias ortodoxas europeas (casi siempre pequeñas y pobres) quieren enfrentarse con el poderoso vecino moscovita. Moscú va a intentar adherir a su sede iglesias rusas que se fueran diseminando por el mundo desde hace un siglo, y no solo las de Europa Occidental.