La normativa que aprobó el Gobierno y el Parlamento escocés en enero de 2021, prohibiendo el culto dentro de templos, con castigos de hasta 10.000 libras de multa y 2 años de cárcel, ha resultado vapuleada por una sentencia de este miércoles del Tribunal Supremo escocés, en respuesta a una queja que iniciaron en enero 27 líderes protestantes y a la que se sumó en febrero un sacerdote y canónigo católico, Tom White, que aportó las especificidades católicas. Es un caso más de choque entre iglesia, coronavirus y restricciones desproporcionadas y abusivas por parte de las autoridades.

El Gobierno rectifica: ahora permitirá hasta 50 personas en el templo

Tras dos meses de cierre de iglesias, el Gobierno escocés ha tenido que recitificar y, viendo llegar la sentencia, ha permitido, desde este viernes 26 (al iniciarse la Semana Santa latina) abrir templos con hasta 50 feligreses (una restricción que suena también arbitraria cuando hay enormes catedrales góticas con capacidad para grandes multitudes).

El Gobierno intentó convencer al Tribunal de que la libertad de los cristianos de cumplir con su religión no quedaba perjudicada al prohibirles reunirse físicamente diciendo que:

- podían rendir culto ("worship") on-line, por Internet
- las iglesias podían hacer "culto colectivo, oración y cuidado pastoral pero por otros medios" (por Internet, a distancia)
- "cualquiera puede orar solo, en su casa o cualquier sitio"

El juez que firma la sentencia responde que ha consultado a líderes protestantes y a 3 obispos católicos y que la conclusión es que reunirse físicamente con otros cristianos es imprescindible para el culto público en la fe cristiana. También detalla la importancia de lo físico en los sacramentos.

Las actividades online no son culto colectivo

"Central a la fe cristiana que practican los solicitantes es la importancia de congregarse físicamente para el culto comunitario; para la comunión, el bautismo y el ministerio congregacional, mediante dones espirituales. En lo que respecta al catolicismo romano [...] la celebración eucarística en una misa pública de domingo es de importancia particular. La asistencia a misa se ve como un elemento esencial, no opcional, de la fe católica. El sacramento de la confesión sólo puede administrarse en presencia de un sacerdote y el bautismo, la forma en que los niños entran en la Iglesia Católica, también requiere presencia física", afirma la sentencia.

Y prosigue el texto: "La ley canónica establece las condiciones para el culto comunitario, que incluye, entre otras cosas, la reunión física de los cristianos para rezar, proclamar el Evangelio cristiano y celebrar la Santa Comunión al juntarse los cristianos. Además, los edificios eclesiales tienen una significación especial en el catolicismo -por lo que rezar en casa no es equivalente a rezar en una iglesia-. Un edificio consagrado se considera un espacio sagrado. La gracia sacramental no puede recibirse a través de un servicio grabado en vídeo o transmitido en directo", detalla la sentencia.

Más aún, la sentencia constata que aunque los servicios online "pueden verse, como mucho, como una alternativa al culto, no son culto. Aunque ciertas prácticas -leer rezos, predicar y enseñar- pueden observarse y hasta participarse en cierto nievl de forma online, en una pantalla de TV o de ordenador, a solas, en la soledad del hogar, eso no equivale al culto colectivo. Elementos esenciales del culto que hemos identificado -incluyendo la comunión y el bautismo- no pueden tener lugar por esos medios".

Satisfacción por la sentencia

Aidan O’Neill, el representante del canónigo White, señaló que la normativa abusiva del Gobierno "obliga a las personas de buena conciencia a elegir entre Dios y el César" y que era un "extraordinario abuso del poder del Estado".

"Me alegra oír que el tribunal ha comprendido la necesidad esencial de proteger no sólo la salud física y material de nuestra sociedad", dijo el canónigo White a Alliance Defending Freedom UK, que apoyó la querella, "sino también sus necesidades espirituales y, por tanto, ha anulado la desproporcionada, innecesaria e ilegal prohibición general del culto público".

El director de ADF en el Reino Unido, Ryan Christopher, agradece que el Tribunal Supremo escocés reconozca que la libertad de religión y creencia es un derecho humano que debe recibir la máxima protección.

El canónigo White añadió, en declaraciones: "podemos confiar en que nuestras frágiles y dañadas comunidades nunca más se quedarán sin la iglesia como fuente de esperanza, consuelo y alimento espiritual vital en tiempos de crisis". Y dio gracias a los que apoyaron el proceso legal con donativos y oraciones.