"Ven Espíritu Santo, y ayúdame a mirarme a mí mismo con cariño y paciencia. 

Enséñame a descubrir todo lo bueno que sembraste en mí, y ayúdame a reconocer que en mí también hay belleza, porque soy obra de un Padre divino que me ama y me ha dado su Espíritu.

Sabes que a veces me duelen los recuerdos de errores que he cometido. Ayúdame a mirarme como Jesús me mira, para que pueda comprenderme y perdonarme a mí mismo. 
Ven, Espíritu Santo, derrama en mí toda tu fuerza, para que pueda comenzar de nuevo y no me desprecie a mí mismo. 
No permitas que me dominen los remordimientos, porque tu amor siempre me permite comenzar de nuevo. 
Ven Espíritu Santo. 
Amén."