Este lunes ha comenzado la 119º Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española y lo ha hecho con el discurso del cardenal Juan José Omella, arzobispo de Barcelona, y presidente del órgano de los obispos.

En su larga intervención el purpurado ha abordado temas de lo más diversos: desde Ucrania a los casos de abusos en la Iglesia, o desde la ideología de género y la objeción de conciencia a la sinodalidad en la Iglesia…

Este es un extracto de las palabras del cardenal Omella unificadas por temas (si quieres leer el discurso íntegro pincha aquí):

La invasión de Ucrania y el reto de la acogida a los refugiados

“Estamos viendo muy de cerca lo que supone que la libertad y el derecho a la vida de muchas personas se vea amenazado y negado. En esta hora difícil, es necesario reivindicar la democracia y el orden internacional basado en el Derecho. Eso requiere liderazgo político y un cambio cultural y moral para recuperar los pilares sobre los que ha nacido el proyecto europeo, un camino de comunión que respete la diferencia. Y ahí, como Iglesia y desde las innegables raíces cristianas de Europa, queremos aportar nuestra visión, nuestra colaboración leal y nuestra experiencia”.

“El movimiento de personas hacia los países de la Unión se va a incrementar, y hay quien estima que puede llegar a ser de varios millones de personas. Va a ser necesario un esfuerzo sostenido en el tiempo. La Iglesia seguirá colaborando, como lo ha hecho hasta el momento, pero reclama una acción más coordinada entre todos los actores públicos y privados”.

“La acción debe ir acompañada de la oración. El papa Francisco ha pedido a todos los católicos, a los cristianos de otras confesiones, y a los hombres y mujeres de buena voluntad, que nos unamos en una plegaria a Dios. Por eso los obispos españoles hemos invitado a nuestro pueblo a sumarse al gran acto de consagración de la humanidad —especialmente de Ucrania y Rusia— al Corazón Inmaculado de María, presidido por el papa el pasado 25 de marzo”.

La Sinodalidad: una nueva forma de gobierno corresponsable

“Jesús continúa caminando con y entre nosotros. Cristo resucitado se encontró con dos discípulos que iban a Emaús «y se puso a caminar con ellos» (Lc 24, 15). Este camino Jesús no lo hace solo, lo hacía acompañado de los discípulos en Israel, y lo quiere continuar haciendo con nosotros en pleno siglo xxi. Este «caminar juntos» con Jesucristo y bajo la guía del Espíritu Santo es el significado de la palabra «Sínodo». La Iglesia es de Dios y nosotros somos sus colaboradores. La sinodalidad es, pues, el camino para aprender a escuchar juntos la voluntad de Dios para su pueblo. Y para que esto sea posible hace falta que participemos todos los miembros de la Iglesia. La Iglesia es una gran familia que crece y avanza, compartiendo la vida y trabajando unida, guiada por el Espíritu Santo. En este sentido, utilizamos un término muy preciso para calificarla, hablamos de la Iglesia sinodal”.

Conocer el verdadero rostro y misión de la Iglesia católica en España

“En la actualidad, la Iglesia católica es una gran desconocida para muchos conciudadanos nuestros. El afeo sistemático de esta gran familia por parte de algunos medios de comunicación y de diversos agentes sociales y políticos contribuye a que no se conozca el verdadero rostro y misión de la Iglesia”.

“La tentación de los poderes públicos respecto a la Iglesia se ha movido entre dos extremos: verla como un enemigo, o tratar de apoderarse y servirse de ella. Conviene recordar que la Iglesia no tiene intereses económicos, geoestratégicos ni ideológicos particulares. Como nos recuerda el Concilio Vaticano II en Gaudium et spes, n. 3, la Iglesia «solo desea continuar, bajo la guía del Espíritu, la obra misma de Cristo, quien vino al mundo para dar testimonio de la verdad (cf. Jn 18, 37), para salvar y no para juzgar, para servir y no para ser servido (cf. Mt 20, 28)»”.

La misión evangelizadora, la razón de ser de la Iglesia

“Espíritu misionero. La razón de ser de la Iglesia, el motivo de su creación por el Señor fue continuar su misión evangelizadora en el mundo. El espíritu misionero de la Iglesia se resume en el impulso de comunicar la alegría que nos ha sido dada. El papa Francisco dice claramente que un misionero es un hombre que vive de la memoria agradecida de Cristo y que quiere compartir con todos la alegría que procede del Evangelio. Precisamente la constitución apostólica Praedicate evangelium, del 19 de marzo de 2022, por la que se reforma la curia romana y su servicio a la Iglesia y al mundo, destaca por la primacía que otorga a la evangelización y a la caridad”.

El drama de los abusos sexuales: una epidemia global silenciada

“La Iglesia manifiesta su profundo dolor y vuelve nuevamente a pedir perdón por los delitos cometidos por hermanos nuestros. Para abordar el drama de los abusos y mejorar los procedimientos que las diferentes entidades eclesiales han puesto en marcha, la CEE ha encargado al prestigioso despacho de abogados Cremades & Calvo-Sotelo una auditoría independiente sobre la gestión de los casos de abusos sexuales ocurridos en el seno de la Iglesia católica en España. La auditoría se realizará sobre todos los casos documentados hasta la fecha y los que pudieren presentarse tanto en dicho despacho como en las oficinas diocesanas mientras se realiza el estudio”.

“Este paso que ha dado la CEE se inscribe dentro de un largo camino emprendido desde hace años y no resta valor al trabajo de las diócesis y de las órdenes religiosas, sino que lo apoya y complementa. Con este paso se añade transparencia, rigor técnico y consistencia jurídica a la hora de abordar un drama que para la Iglesia es lacerante, y por ello reitero nuestra humilde petición de perdón por cada caso, y quiero subrayar una vez más que las víctimas son nuestra prioridad absoluta”.

“La Iglesia tiene la oportunidad de trabajar para que dichos abusos no se repitan y para destapar esta nueva forma de esclavitud mundial que no se quiere abordar. Es una nueva esclavitud que afecta a toda la sociedad, de la que estamos tomando conciencia y en la que lamentablemente algunos miembros de la Iglesia también han participado”.

La objeción de conciencia

“La objeción de conciencia es un derecho necesario en la vida democrática, es una garantía de verdadera convivencia, ya que permite un espacio seguro para todos frente a cualquier tentativa de abuso del poder o de imposición de la opinión mayoritaria. Es una inquietante paradoja que mientras nuestra cultura exalta una libertad sin vínculos, se pretenda reducir el ejercicio concreto y real de la libertad. Reducir la protección jurídica de la objeción de conciencia degradaría nuestra convivencia y nos acercaría a los usos propios de los Estados totalitarios”.

El matrimonio, es más. La sociedad necesita apostar por la familia y por la vida

“La Iglesia desea presentar la belleza del matrimonio, de la unión fiel y definitiva entre un hombre y una mujer abiertos a la vida. Que la Iglesia celebre el matrimonio es una auténtica profecía para el mundo. Apostar por la familia. La familia es la primera sociedad humana, es la célula vital de la sociedad, titular de derechos propios y originarios, que ocupa el centro de la vida social. La familia es la cuna de la vida y del amor donde nacemos y crecemos. Por ello, se ha de afirmar la prioridad de la familia como primera forma de sociedad respecto al resto de instituciones sociales y también del Estado. La familia, en tanto que sociedad natural básica, no está, por lo tanto, en función de la sociedad y del Estado, sino que la sociedad y el Estado están al servicio de la familia para que pueda llevar a cabo la misión propia de educar a los hijos. Un buen modelo social que busque el bien del ser humano debe tener como prioridad a la familia. Desatender a las familias sin ofrecerles las ayudas necesarias es un ataque a la futura sociedad. Apostar por la vida. En el seno de la familia se gesta la vida; muchas vidas que pueden nacer, crecer, desarrollarse en plenitud y morir con amor y dignidad. Todas las vidas merecen ser vividas. La defensa de la vida en su integridad es fundamental. Una sociedad que no protege la vida de sus integrantes es una sociedad abocada al fracaso y a la barbarie”.

Libertad religiosa para proponer el anuncio de Cristo salvador

“La Iglesia no desea ni busca ningún tipo de privilegio ni de especial protección. Lo que reclama es sencillamente la libertad de proponer el anuncio de Cristo salvador, y de vivir a campo abierto las consecuencias éticas y culturales de dicho anuncio en diálogo con todos, así como contribuir, desde su propia identidad, al bien común de la sociedad en la que se encuentra inserta, favoreciendo lo que el papa Francisco denomina la 'amistad cívica'".

"El mensaje de Jesucristo que transmite la Iglesia es profundamente actual. De hecho, los pilares de Occidente y de los derechos humanos son profundamente cristianos. Son cuatro los únicos puntos que son objeto de fricción con el modus vivendi de las ideologías pujantes en este momento. Unas ideologías que se autodefinen como progresistas, pero que ya hemos vivido en otros momentos de nuestra historia antigua, como sucedió durante el ocaso del imperio romano o griego. Esos cuatro puntos objeto de rechazo y ataque por dichas ideologías son: la visión católica del ser humano, la moral sexual, la identidad y la misión de la mujer en la sociedad, y la defensa de la familia formada por el matrimonio entre un hombre y una mujer. Estos son aspectos por los que estamos enormemente cuestionados por algunas ideologías, que no toleran la visión de la Iglesia y la menosprecian. Podemos pensar diferente sin tener que ser atacados. Todos merecemos respeto”.

Libertad para el debate público

“Libertades en peligro. Uno de los parámetros de la salud de una democracia es la libertad real para el debate público y para las iniciativas que surgen de la sociedad civil. Fenómenos como el de la llamada «cultura de la cancelación» establecen un clima asfixiante para quien se atreva a discrepar de los nuevos «dogmas». La Iglesia promueve el respeto a la diferencia, y defiende el principio de subsidiariedad del Estado en su acción, el cual ha de proteger la libertad de los ciudadanos permitiéndoles defender respuestas y soluciones diversas a las «políticamente correctas»”.