La ONG Braval (www.braval.org) cumple 20 años trabajando con jóvenes inmigrantes en el barcelonés barrio de El Raval y su presidente, el pedagogo Josep Masabeu, explica lo que ha aprendido en estos años: que “es urgente propiciar espacios comunes de convivencia” y “mezclar” a todos en actividades compartidas, sin guetos. 

Masabeu presentó el jueves 12 de abril en Madrid el libro 20 historias de superación en el Raval, que recoge otras tantas historias de ayuda e integración en los 20 años de andadura de Braval, promovido por voluntarios. Le acompañaba Glen Caliba, primer licenciado universitario entre los antiguos participantes de las actividades de Braval, y que ahora colabora como voluntario.

El barrio del Raval, donde trabaja Braval, es el más céntrico y deficitario de Barcelona, donde viven más de 49.000 personas en 1,1 km2, la mitad extranjeras. Su densidad triplica la media barcelonesa (15.000 habitantes por km2).

Braval es un proyecto solidario que ha trabajado con unos 1.240 participantes de 30 países, que hablan 10 lenguas y profesan 9 religiones. Nació en la iglesia de Montalegre, confiada al Opus Dei desde 1967, y se consolidó en el centenario del nacimiento de San Josemaría Escrivá.




- Lo primero es que no se trata de hacer beneficencia, sino de facilitar el ascensor social, dar oportunidades, adquirir y practicar virtudes, dar a los demás lo que recibes. Y todo desde la mezcla, comprobamos que para integrar y para romper barreras hay que facilitar espacios comunes para convivir. Por nuestra parte intentamos ofrecer nuestra identidad cristiana y vivir la fe con naturalidad.


-“Lo primero es paliar necesidades básicas, como comer, trabajar y estar escolarizado. Y después ofrece programas de deporte multiétnico, refuerzo escolar, lengua básica, ocupacional, talento joven, familias, casal de verano y formación de voluntarios. Pienso que el deporte colectivo es el medio del que nos servimos para facilitar la convivencia, y es el recurso para motivarlos a estudiar y asumir las pautas de comportamiento de nuestra sociedad”.


-En mi opinión, el barrio dispone de una gran red social que procura hospitalidad y cohesión y evita la aparición de brotes de violencia. Puedo citar a muchas entidades, como parroquias, centros culturales y entidades que apuestan por la mezcla, por espacios comunes. También hay que superar estereotipos e informar. Por ejemplo, hay unos doce mil pakistaníes, de los que la mitad son usuarios registrados de las bibliotecas públicas. Sí tengo claro que las personas procedentes de otros países deben cumplir los deberes de nuestra sociedad, no porque sean inmigrantes, sino porque son ciudadanos.


-Me alegra mencionar un 0% de absentismo escolar, un 80% de éxito escolar en la ESO, 96 estudiantes que han hecho bachillerato, 142 que han hecho ciclos formativos y 13 que han terminado una carrera universitaria. En estos momentos hay 10 estudiantes universitarios y 365 jóvenes trabajando con contrato. Además, los programas de Braval contribuyen a que no se formen guetos, y que las personas de diversas culturas y procedencias convivan, se conozcan, se comprendan y estén en condiciones de afrontar conjuntamente el desarrollo de la sociedad.