El arzobispo de Tarragona y Primado de la Tarraconese, Jaume Pujol, ha publicado este domingo en La Vanguardia, un artículo a favor de la paz y el respeto "al otro que piensa de manera diferente en una cosa que es ciertamente opinable". 

La tarde antes de la publicación una manifestación anti-independentista reunía a entre 4.000 y 10.000 personas en Tarragona (algo que no había sucedido nunca antes) y el domingo eran entre 250.000 y 1 millón las que salían a las calles de Barcelona contra el proceso independentista con el lema "Recuperemos la sensatez" ("Recuperem el seny").


  Manifestación anti-independentista del 7 de octubre en Tarragona, entre 4.000 y 10.000 manifestantes; es algo que no había sucedido nunca en la ciudad


Recuerda que un texto reciente de los obispos catalanes afirmaba que "la Iglesia quiere ser fermento de justicia, fraternidad y comunión, y se ofrece a ayudar en este servicio en bien de nuestro pueblo. ¿Y como ayudar? Pues sin buscar protagonismo, sino con el máximo de discreción y poniéndose al lado de cualquier esfuerzo que vaya en la dirección que señala el documento: 'Animamos a avanzar por el camino del diálogo, del acuerdo, del respeto a los derechos y las instituciones y a la no confrontación, ayudando a que nuestra sociedad sea un espacio de hermandad, de libertad y de paz". 


El arzobispo concreta luego un poco más: "Al final la voz del pueblo se ha de escuchar, siempre a través de vías legales y con respeto a los que discrepan. La violencia, en cambio, sea verbal o física, no resuelve los problemas, sino que los enquista o agrava". 

"Cualquier solución a las tensiones sociales pasa por el diálogo y la negociación, con intermediarios si hace falta, conscientes de que al final si salían de presupuestos maximalistas todas las partes tendrán que que hacer concesiones". 


"Es sobre la base del acuerdo y del convencimiento mutuo que se alcanzará la paz, no mediante la victoria de unos sobre otros, porque así las heridas perduran y la paz no es definitiva. Esta paz para un cristiano se basa en la consideración de que el posible adversario es, antes que nada, nuestro hermano".