El obispo de la diócesis de Segorbe-Castellón, Casimiro López Llorente, hombre poco dado a pronunciamientos públicos en debates sociales o en polémicas, aprovechó el inicio de la misa solemne este domingo en las fiestas de la Asociación de Hijas de María del Rosario, en la iglesia de Vila-real, para animar a rezar por la «unidad de la patria» y para que «por encima de todo reine la paz, la concordia y la historia común». 

La celebración eucarística de ayer era la primera que presidía López Llorente tras el intento de referéndum celebrado el pasado 1 de octubre en Cataluña, al que ha seguido una escalada de tensión entre el Govern catalán y el Gobierno central, que ha arrastrado también a los ciudadanos a la calle para manifestarse sobre este conflicto social y político.

Aunque durante la homilía que pronunció durante la misa, el obispo no hizo ninguna referencia directa a la crisis de Cataluña, sí repitió en más de una ocasión la palabra unidad y puso a Cristo como referente para la unión de los católicos.

En la provincia de Castellón un 40% de la población habla habitualmente catalán (valenciano) en su familia y entre un 60 y 75% declaran entenderlo perfectamente (datos de la Enquesta 2010 de Coneixement i Us Social del Valencià). En las elecciones de 2015 el PP obtuvo 2 diputados (casi el 32% de los votos), Podemos-Compromís 1 diputado (24% del voto, incluyendo el de la izquierda nacionalista radical), el PSOE 1 diputado (21%) y Ciudadanos 1 diputado (15% del voto). 


Adolfo González Montes


Preguntado por Europa Press, también se ha manifestado el obispo de Almería Adolfo González Montes, declarando este lunes que la Constitución "es el marco de solución del problema de Cataluña y de todos los problemas de España", toda vez que ha recordado que esta "puede ser modificada, pero sobre la base de su propia legalidad".

En declaraciones a Europa Press, el prelado ha insistido en que "debe quedar claro que se debe respetar el orden constitucional". Se remite también a la declaración de los obispos españoles contra las actuaciones "irreversibles" y de "graves consecuencias", entre otras cuestiones.

En este sentido, ha insistido en el papel que deben desempeñar los políticos para "resolver el problema", al tiempo que ha marcado distancias ante un posible papel de mediación por parte de la Iglesia a la hora de abordar y participar en la búsqueda de soluciones al conflicto.